El comercio representa el elemento vital de la economía mundial.
POR MARCUS WALLENBERGPresidente del Grupo asesor de la ICC ante el G20
El hecho es tan simple como que las reglas establecidas para las negociaciones comerciales concebidas en el siglo XX no han sido fácilmente transpuestas en las realidades geopolíticas y económicas del siglo XXI. Las empresas tienden a razonar de forma práctica en esta materia: Si las reglas antiguas no funcionan, éstas deben ser actualizadas o modificadas. Esta es la razón por la cual la ICC, la Organización mundial de empresas, propone que los Gobiernos y el mundo empresarial, trabajen juntos con el fin de superar el estancamiento de Doha, y definir un marco más flexible que permita alcanzar un Acuerdo Doha. Haremos llegar este mensaje a la Cumbre del G20 que se reúne próximamente.
Los 10 años de las negociaciones de la “Ronda Doha” han permitido progresos en una serie de temas, desde las medidas de “facilitaciones comerciales” que reducen costes y retrasos en las fronteras, hasta un conjunto de medidas especialmente beneficiosas para los países en vías de desarrollo. Con normas nuevas o revisadas podrían cosecharse algunos de estos beneficios potenciales.
La ICC está movilizando a líderes de todo el mundo con el fin de definir un nuevo programa marco para las negociaciones comerciales multilaterales que aproveche el considerable progreso alcanzado en la “Ronda Doha” y que produzca rápidos resultados. A partir de unas consultas recientes entre la red empresarial internacional de la ICC, emergen dos mensajes muy claros:
El primero, los líderes de los países del G20 están en una situación única para concebir y adoptar un plan que ayude a dar estabilidad a la economía mundial y restaure la confianza. Los líderes empresariales en Asia, Iberoamérica, África y otras regiones han comunicado una y otra vez a la ICC que están sufriendo las repercusiones de las crisis de la deuda en Europa y en los Estados Unidos.
Un ejecutivo asiático explicó cómo su actividad empresarial había perdido un 30 por ciento del valor de sus acciones en una semana, a pesar de que nada en su actividad empresarial había cambiado. Una tras otra, las empresas nos dicen que disponen de medios y planes preparados para realizar inversiones que aumenten la producción y creen empleo, pero que la incesante volatilidad e incertidumbre que atraviesa la economía mundial hacen que se echen atrás. Multiplique estos millones de veces por las empresas de todo el mundo y obtendrá el efecto desalentador que está paralizando las perspectivas de crecimiento.
El segundo mensaje claro expresado por las empresas de todo el mundo consiste en reiniciar las conversaciones comerciales bajo cualesquiera reglas que funcionen. Como declaraba el ejecutivo de una compañía, “olvidemos la “Ronda Doha” y dennos un Acuerdo de Doha”.
Por último, todos los líderes empresariales consultados han expresado ansiedad frente a la inquietante amenaza del proteccionismo. Todos ellos saben que atrincherarse en el proteccionismo y el estrecho nacionalismo ha sido en el pasado, muy a menudo, el preludio de conflictos y desastres económicos.
El comercio representa el elemento vital de la economía mundial. Con pocas opciones y recursos disponibles para saber sobrellevar la crisis hoy, los líderes del G20 reunidos en Cannes pueden aún aprovechar la oportunidad, con una visión que ha demostrado ser efectiva a lo largo de los últimos 60 años. Acordando romper con el impasse de Doha, puede restablecer la estabilidad y la confianza en la economía mundial, impulsar el crecimiento y crear empleo.