Guatemala tiene una de las tasas de emprendimiento más altas del mundo pero también tiene el índice más bajo de negocios que logran establecerse.
Los guatemaltecos son entusiastas en los negocios. Son buenos emprendedores; el país tiene uno de los niveles más altos de emprendimiento en el mundo. Sin embargo, también es cierto que tiene uno de los índices más bajas de negocios que logran sobrevivir o establecerse en el umbral de los tres años y medio, según el último informe del Monitor Global de Emprendimiento (GEM, por sus siglas en inglés). Aunque ese emprendimiento es muy diferente al de países desarrollados, la capacidad y creatividad del guatemalteco es notable.
De acuerdo con el estudio presentado por la Universidad Francisco Marroquín, el 16 por ciento de la población adulta desarrolla alguna actividad de emprendimiento. Con este resultado, Guatemala se ubicó, en 2011, en la posición 12 de 59 economías evaluadas. La mitad de los otros países que reflejaron mejores tasas de actividad emprendedora que Guatemala también son latinoamericanos, como Perú, Ecuador, Colombia, Brasil y Chile.
No obstante ese dinamismo de los guatemaltecos, pocos son los negocios que finalmente logran establecerse. El informe GEM precisa que apenas el 6.6 por ciento de estos emprendimientos fructifica o se consolida en un período de tres años y medio. De ahí que la tasa de pequeñas empresas o negocios que logran despegar es apenas la mitad de lo que se registra en otros países de similar nivel de desarrollo. Además, alcanza apenas un dos por ciento del promedio a nivel mundial.
Profundizar en las causas
A la luz de estos resultados, Hugo Maúl, líder del equipo nacional de GEM, sostuvo que se hace imperativo profundizar en las causas del bajo nivel de negocios que se consolidan respecto del índice general.
El GEM también midió las percepciones que tiene la población del contexto social y cultural que afecta el proceso de emprendimiento. Cerca de tres cuartas partes de los encuestados consideró que la actividad emprendedora es una buena ocupación y el 60 por ciento percibe que la sociedad reconoce el éxito empresarial. Esta aceptación social por las actividades emprendedoras refuerza la importancia de un arreglo institucional que promueva el florecimiento de la actividad privada, explicó Maúl.