El mundo continúa con altos y bajos y curvas cerradas, la información cada vez es más valiosa y el monitoreo constante sigue siendo la llave para minimizar riesgos y maximizar las oportunidades.
Por Miguel Gutierrez / CABI
En 2007, CABI mantuvo un discurso poco optimista en torno a la economía estadounidense, una enferma de deuda y apalancamiento. La banca comercial le prestó todo el dinero del mundo (literalmente) a la banca de inversión y se generaron instrumentos exóticos que pocos comprendieron, la caída fue masiva y sin precedentes en medio siglo.
Hoy, persiste la confusión e incertidumbre de una segunda caída de la economía más grande del mundo; nada más lejos de la realidad. Si el mundo quiere ser pesimista tiene que ver hacia Europa y Asia.
Europa se encuentra quebrada y si no se declara insolvente va a contar con al menos cinco años de crecimiento mediocre después de la inevitable recesión que va a afrontar a finales de 2012 y 2013, la peor crisis financiera de este continente en poco menos de cien años. Mientras más posterguen las medidas, más duradera y profunda será la recesión. ¿Cómo es esto? Los déficits fiscales de los países denominados PIIGS, por sus siglas en ingles (Portugal, Italia, Irlanda, Grecia and Spain), se encuentran insolventes, no ilíquidos que no pueden afrontar las deudas contraídas, explicadas en gran parte por los enormes déficits fiscales y, en el caso español, por la quiebra masiva de las cajas. Por otro lado, Alemania tiene lo propio con la quiebra de los gobiernos autónomos.
La segunda opción es declararse en insolvencia como hizo Argentina en 2002, es la única forma en que Europa saldría relativamente rápido de la recesión y, probablemente, varios países saldrían de la zona Euro y reconocerían algunos que no son desarrollados. Pero esta situación haría quebrar a varios bancos europeos y requeriría de una flexibilidad y pragmatismo no visto en décadas. En otras palabras, Europa tiene un reto que afrontará con dolor y veremos en cinco años a un continente con menos pretensiones.
Los recortes del Estado de bienestar que tienen (sistema de previsión social, salarios, prestaciones de servicios públicos) claramente se verán limitados, como sucedió con Francia, país que a tiempo hizo ajustes inteligentes e inevitables. Será un proceso de vuelta a la realidad, tocar tierra y enfrentar un sistema de mercado menos benevolente que el de la década de los noventas.
Por su lado, Asia, con un Japón estancado desde hace 20 años, se encuentra en recesión ahora mismo y cuenta con una China inflada artificialmente por el gasto público. Los niveles de inversión pública en infraestructura son insostenibles y, de nuevo, mientras antes se corrija el dolor, será menor, pero la postergación puede llevar a la caída de China entre los años 2013 y 2015.
Tanto en Asia como en Europa el rol del Estado se verá disminuido, el mundo se encamina cada vez más hacia Estados pequeños pero musculosos, capaces de cumplir con sus funciones mínimas. Así, de forma pendular, el mundo converge hacia sistemas económicos más inteligentes, eficientes y sostenibles.
De tal cuenta, de los gigantes económicos el que mejor cuadro muestra es Estados Unidos, que lleva años de ajuste. Los excesos que lo llevó a la crisis han sido corregidos en parte. De la deuda americana, menos del 20 por ciento se encuentra en manos extranjeras, así que un ataque al dólar es de baja probabilidad y fuerza, no así de Europa, donde la mitad de su deuda se encuentra en manos de foráneos. De ahí que Estados Unidos continuará guiando al mundo muy a su “American Way”, al menos dos o tres décadas más, con sus aciertos y desaciertos.
El mundo continúa con altos y bajos y curvas cerradas y la información cada vez es más valiosa. El monitoreo constante sigue siendo la llave para minimizar riesgos y maximizar las oportunidades.
“Estados Unidos continuará guiando al mundo muy a su «American Way», al menos dos o tres décadas más, con sus aciertos y desaciertos”.