En adelante, nada extraño tendrá la participación de damas en la contienda presidencial.
En un continente donde la mujer ya está empezando a dejar huella firme en la política, le llega el turno a Guatemala, siguiendo el ejemplo de Hillary Clinton en Estados Unidos, Elba Esther Gordillo y Beatriz Paredes en México, Violeta Barrios de Chamorro ex Presidenta de Nicaragua, Mireya Moscoso ex Presidenta de Panamá, Michelle Bachellete ex Presidenta de Chile, Cristina Kirshner, Presidenta de Argentina, Dilma Rouseff Presidenta de Brasil y Laura Chinchilla Presidenta de Costa Rica. Ahora intentan sumarse algunas chapinas a competir por la primera magistratura de la nación.
La papeleta electoral del nueve de septiembre próximo podría incluir los nombres de cuatro mujeres políticas nacionales, tres de ellas con expectativas a la Presidencia y una más como candidata vicepresidencial. Ellas se sumarán al intento que hizo en las elecciones de 2007 la premio Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, primera guatemalteca que intentó buscar la Presidencia.
Para las elecciones de septiembre, Zury Ríos de Weller, Adela Camacho de Torrebiarte y Sandra Torres de Colom, podrían aparecer como candidatas a la Presidencia o vicepresidencia por sus partidos políticos o coaliciones en que ellas participen –FRG, VIVA, ADN y UNE, respectivamente– en tanto que Roxana Baldetti pareciera estar segura de ser la vicepresidenciable del Partido Patriota. Sin embargo, está claro que las candidaturas de Zury Ríos de Weller y de Sandra de Colom tienen serios escollos legales de carácter constitucional, en especial a partir del amparo presentado a la Corte de Constitucionalidad por una de ellas, Adela Camacho de Torrebiarte.
Las guatemaltecas, que este año podrían protagonizar la elección presidencial de 2011, con sus luces y sombras propias, tienen el mérito invaluable de dar un salto audaz para incursionar en un escenario dominado principalmente por los varones.
Amplio cuestionamiento gira en torno a la asimetría que el campo político nacional tiene con relación al tema género. A pesar de que el 48 por ciento del padrón electoral lo integran guatemaltecas, este será tan solo el segundo intento de ellas por alcanzar una posición en la papeleta presidencial, sin duda un hecho histórico.
Importante resulta señalar la fortaleza de su acción pública. Zury Ríos tiene una extensa carrera como legisladora; sus logros principales en la promoción de leyes como las de acceso universal a la educación sexual, la ley de apoyo en la lucha contra el SIDA y la de ambientes libres de tabaco, fijaron una plataforma política propia.
Un tanto similar ocurre con Adela Camacho de Torrebiarte, primera ministra de Gobernación de la historia, durante el gobierno del Presidente Óscar Berger (2004-2008) y fundadora del movimiento cívico Madres Angustiadas; su imagen de persona serena, honesta y de fuertes convicciones también es un atractivo para los partidos políticos que buscan integrarla a la planilla presidencial.
Sin duda alguna, la más visible de las políticas del país en la actualidad es Sandra Torres de Colom, esposa del Presidente e incuestionable motor del partido oficial. A sus méritos políticos propios ella puede agradecer la enorme exposición mediática alcanzada luego de su gestión al frente de los programas de Cohesión Social, permanentemente en el centro del huracán político de los últimos años.
Y para complementar la lista preliminar, está Roxana Baldetti, la jefa de bancada en el Congreso por el Partido Patriota y de hecho, candidata vicepresidencial de esa organización. Ella es reconocida por su fuerte discurso de oposición y el trabajo intenso de fiscalización y crítica a la gestión pública.
Al margen de cuales sean los dictámenes legales de la Corte de Constitucionalidad, órgano que tiene la última palabra sobre la legalidad o no de las candidaturas, estas elecciones marcan un hito: en adelante, nada extraño tendrá la participación de damas en la contienda presidencial. Así fue la historia de las diputaciones, las judicaturas, las magistraturas y las diputaciones.