Mar-11 El tipo de cambio castiga a nuestro sector productivo

Es así como tanto nuestros amigos tomateros como los industriales se ven expuestos a la competencia mexicana, tanto como el sector vivienda u otros que tienen precios menos favorables frente a la importación de autos y electrodomésticos.

POR MIGUEL GUTIÉRREZ

El manejo de la política macroeconómica es demasiado importante para la producción y el crecimiento. Por ejemplo, los problemas que ocasiona una caída del tipo de cambio colocan en desventaja los productos y bienes producidos en el país frente a los importados. Es así como tanto nuestros amigos tomateros como los industriales se ven expuestos a la competencia mexicana, tanto como el sector vivienda u otros que tienen precios menos favorables frente a la importación de autos y electrodomésticos que no son producidos en Guatemala y que no generan empleo. Es por ello que países serios valoran mucho contar con un tipo de cambio competitivo y ello les ha valido tasas de crecimiento económico mayores y mejores niveles de equidad. Este año se vio cómo Chile defendió decididamente su tipo de cambio con seis mil millones de dólares ya que su caída estaba quebrando al sector agrícola donde se ubican las personas de menos ingresos; la producción es un tema importante.

En enero de este año, luego de que el banco central expresara proyecciones en diciembre (o sus deseos no quedan claros aún) de crecimiento de inflación entre otros, de nuevo el tipo de cambio cae y, otra vez, de forma claramente indeseada, lo cual va a afectar el crecimiento económico del país exponiendo al aparato productivo a merced de países foráneos. ¿Y ahora qué sucede?

El Gobierno se ha encontrado emitiendo deuda pública de forma inusual, lo cual no solo no permite la reactivación del crédito de la banca al sector privado y la ciudadanía en general, ha secado el mercado de recursos nacionales, lo que aunado a buenos precios de las exportaciones, se trajo el tipo de cambio para abajo.

La inoperancia de la autoridad monetaria ante, durante y a finales de la crisis, tiene un costo claro: Un crecimiento mediocre de 2.5 por ciento el presente año.

El Banco de Guatemala (Banguat) se encuentra de manos cruzadas viendo cómo en los últimos años se ha perdido la estabilidad monetaria, con volatilidad en medios de pago y liquidez afectando el desempeño del crédito y de la economía y, por supuesto, la estabilidad cambiaria. La inflación se mantiene baja porque el mundo no tiene inflación y porque la economía no crece, dado que la política monetaria se ha vuelto un lastre para el crecimiento de Guatemala.

La inoperancia de la autoridad monetaria ante, durante y a finales de la crisis, tiene un costo claro: Un crecimiento mediocre de 2.5 por ciento el presente año. Hoy, América del Sur crece a todo vapor: Chile, seis por ciento; Argentina, 8.8 por ciento; Perú, nueve por ciento; Brasil, siete por ciento. ¿Cuál es la diferencia con países como Guatemala que tiene las exportaciones también volando en precios y cantidades? Parte de la diferencia es la disfuncionalidad de una política macroeconómica que atiende realidades inexistentes y un gasto e inversión pública cada vez más opacos e igualmente disfuncionales.

Se confirma que Guatemala hoy no cuenta con las capacidades técnicas y operativas de implementar una política macroeconómica de crecimiento y generación de empleo. La autoridad monetaria imparte una cátedra de cómo después de manejar la macroeconomía de un país de forma mediocre durante la crisis y en los tiempos de pos crisis lo sigue haciendo aún irresponsable.

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