Deuda pública; momento para reflexionar
La gran fortaleza que por años ha distinguido a Guatemala frente a muchos países latinoamericanos, como ha sido la estabilidad macroeconómica, corre riesgos si no se hace un análisis a fondo de la velocidad con la que aumenta la deuda del Estado y, lo más importante, del destino que nuestras autoridades le dan a la misma.
La deuda pública total rebasará este año los Q90 mil millones, casi un 50 por ciento más de lo que se registraba a finales de 2007, concentrada mayoritariamente con organismos multilaterales como el Banco Interamericano de Desarrollo, nuestro principal proveedor de esos recursos.
Pero, en realidad, esos números son mucho más elevados si se agregan otras cuentas por pagar que no se contabilizan como parte de la deuda pública. Nos referimos a:
Los cerca de Q15 mil millones que el Estado debe al Instituto Guatemalteco de Seguridad Social.
Q17 mil millones que adeuda al Banco de Guatemala (costos acumulados de la política monetaria hasta 2005).
La llamada “deuda flotante”, que nadie sabe exactamente a cuánto asciende pero que podría superar los Q4 mil millones.
En fin, la carga de la deuda es enorme aunque estas últimas cuentas por pagar no se contabilizan como tal pero que, en realidad, debería de hacerse para transparentar los números.
Pero endeudarse no es ningún delito; lo malo es destinar préstamos a renglones poco transparentes o que no dejan beneficios tangibles a la sociedad. Tampoco es sano destinar recursos de estos préstamos a otros rubros del gasto corriente (salarios).
Recordemos que todos los países tienen altos niveles de endeudamiento, pero han sabido aprovechar esos flujos de capital para mejorar el nivel de vida de sus habitantes. En Cámara de Industria de Guatemala no criticamos por criticar la deuda del Estado, pero sí estamos en contra de que los recursos de los guatemaltecos vayan a parar a rubros que no traen beneficios en el corto, mediano o largo plazo. No se invierte lo suficiente en capital humano, en capacitación, en educación, en salud, en seguridad o infraestructura.
Nuevamente hacemos un llamado al ministro de Finanzas Públicas y al resto del gabinete de Gobierno para que reflexionen y le pongan un alto a la deuda del Estado, pues nos pueden llevar a un caos que traería severas consecuencias para toda la población. Asimismo, el honorable Congreso de la República debe ser muy cuidadoso con la aprobación de más préstamos pues, al final de cuentas, es ese organismo el que tiene la última palabra cuando recibe los proyectos de ley del Ejecutivo.
Al hacer un somero cálculo, hoy, cada guatemalteco debemos cerca de US$800 (Q6 mil 400); los niños que nacen traen bajo el brazo esa pesada carga que tarde o temprano habrá que pagar.
¡Reflexionemos!
Javier ZepedaJavier Zepeda
Director Ejecutivo Cámara de Industria de Guatemala