Nunca me ha gustado ser pesimista, pero cuando se tiene una realidad como la nuestra, con tantas dificultades en todas las áreas, por donde se vean, es difícil escribir un comentario positivo o por lo menos, no tan dramático.
El 2010 ha sido un año plagado de resultados desastrosos para los guatemaltecos, con algunas excepciones generales, como el hecho de mantener una inflación relativamente estable, que el sector privado sigue produciendo y que la economía del país tendrá un ligero crecimiento que girará en alrededor del dos por ciento a pesar de un ambiente de tanta incertidumbre y de la carencia de liderazgos gubernamentales que lleven a este barco, llamado Guatemala, a un puerto seguro.
Como representantes del sector industrial quizá hemos sido duros en nuestras críticas pero siempre lo hemos hecho pensando en el bien común, generando propuestas concretas, en aras de abrir brechas y hacer conciencia en todos los ámbitos sociales, a fin de construir un clima propicio para la inversión generadora de empleo.
Como nos dijo en su reciente visita a Guatemala Pierre Froidevaux, Coordinador de la Cámara de Comercio Internacional / ICC para las Américas, “estamos convencidos que haciendo negocios hay paz”. Pero el empleo no sólo se convierte en una paz física, es mucho más que eso. Genera bienestar y desarrollo, de ahí la importancia de lograr armonía entre todos los sectores políticos y construir esa armonía que gire para adelante.
Lastimosamente para alcanzar esos niveles de concordancia, es el Gobierno central el que debe tomar la batuta y el liderazgo, dando el ejemplo, trabajando en las prioridades no políticas ni de su partido, sino en las prioridades que a diario claman los guatemaltecos en todo el país. Entiéndase seguridad pública, educación de calidad y un sistema de salud eficiente. Pero nada de eso tenemos ni hemos tenido este año. Por el contrario, mucho del dinero que todos los guatemaltecos pagamos en impuestos se ha destinado a otras “prioridades” y que bien podría haber sido invertido en lo que realmente se necesita. Y lo más lamentable ha sido la renuncia de nuestras autoridades a someterse a la fiscalización ciudadana. Se han opuesto tanto a la rendición de cuentas de los 12 programas que dirige Cohesión Social, por ejemplo, que aunque estuvieran logrando grandes beneficios, ya nadie les cree por esa misma falta de claridad en el uso de los fondos.
Pero además de la falta de transparencia y hacer de lado las grandes prioridades del país, también la actual administración gubernamental ha demostrado total improvisación en todas sus líneas. Cambios en Ministerios claves como Gobernación, Finanzas Públicas, Economía y Agricultura, solo reflejan esa falta de cuadros capacitados, pues se ha nombrado a funcionarios que dejan mucho que desear o que su perfil no es el idóneo para el puesto.
En suma, termina 2010 con más pena que gloria y sin avanzar en casi nada. El país pareciera no tener brújula, sin embargo, en Cámara de Industria de Guatemala siempre somos positivos. Vemos un 2011 con muchas dificultades pero con grandes retos que nos darán la oportunidad de continuar trabajando por construir una Guatemala moderna, productiva y competitiva. Nunca bajaremos la guardia y seguiremos presentando propuestas, con un objetivo común: el bienestar de las grandes mayorías. ¡FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y AÑO NUEVO!
Javier Zepeda
Director Ejecutivo Cámara de Industria de Guatemala