En el proyecto del presupuesto para 2011 se está dejando de asignar recursos para capacitación y profesionalización de los maestros, está incompleto el rubro para la alimentación escolar y gastos básicos de las escuelas y no se contemplan recursos
para la infraestructura escolar. En cambio, se asignan mil millones de quetzales para las transferencias a las familias del programa Mi Familia Progresa.
Por: Verónica Spross de Rivera
En el siglo XXI no podemos continuar formando a la niñez y la juventud con metodologías y enfoques que se usaban hace 200 años. Estamos inmersos en una sociedad de la información y del conocimiento. El sistema educativo no está respondiendo a las necesidades del mundo globalizado en el que vivimos. El periodista Andrés Oppenheimer, en su visita a nuestro país, renovó la discusión sobre qué educación se está ofreciendo a la luz de la realidad mundial.
Requerimos crecimiento económico, generado por la inversión privada, pero más allá de eso, necesitamos focalizarnos en el crecimiento educativo, poniendo atención a la calidad educativa para formar adecuadamente a los jóvenes para el futuro que les toca vivir. El fortalecimiento del área científica y tecnológica debe ser una tarea de acción importante. Para poder innovar y crear productos nuevos, elemento fundamental para ser competitivos en la actualidad, necesitamos más científicos e ingenieros. Hasta el momento no hemos puesto la suficiente atención a la formación en ciencias; el número de graduados universitarios en carreras de humanidades es muy superior al de las ingenierías.
Oppenheimer concluyó que es necesario hacer un acuerdo nacional en favor de la educación para que vaya más allá de los Gobiernos. Recomienda poner atención a la profesión docente, para contar con maestros más preparados, mejor remunerados y reconocidos por la sociedad. Es urgente despolitizar la educación y enfocarnos en las necesidades reales de formación de la niñez y la juventud. Las familias tienen un rol fundamental en cimentar el valor por la educación; ese papel no les corresponde a los Gobiernos.
Ricardo Hausmann, expositor invitado al ENADE 2010, comentó que el combate a la pobreza tiene que partir de la generación de empleos y ser apuntalado por un sistema educativo que contribuya a fortalecer el capital humano. Esto significa que necesitamos alinear lo que se enseña en el sistema educativo a las necesidades reales de las empresas. Es importante que se dé una coordinación de contenidos y políticas entre el sector educativo y el productivo que hoy día no se está haciendo de manera sistemática.
Los recursos económicos que se destinan a educación como parte del presupuesto general del Estado deberían apuntalar la visión y proyección que se desea en el sistema educativo. El proyecto de presupuesto que se ha planteado para educación no está tomando en cuenta lo que se requiere para alcanzar los objetivos de una agenda que permita elevar la calidad de la educación de la mayoría de niños y jóvenes guatemaltecos. Se está dejando de asignar recursos para capacitación y profesionalización de los maestros, está incompleto el rubro para la alimentación escolar y gastos básicos de las escuelas y no se contemplan recursos para la infraestructura escolar. En cambio, se asignan mil millones de quetzales para las transferencias a las familias del programa Mi Familia Progresa.
En conclusión, es necesario compatibilizar el presupuesto del Ministerio de Educación con el tipo de educación que se necesita en el siglo XXI. La competitividad del país demanda personas más preparadas, pero la necesidad de un desarrollo humano integral para todos los guatemaltecos hace urgente asignar adecuadamente los fondos provenientes de nuestros impuestos.