Shackelton ejerció el liderazgo que se requiere para todo director de empresas en situaciones extremas. Mantuvo y cultivó la visión de supervivencia, logró enfocarse y compartir las tareas diarias que les llevarían a conservar la unidad del grupo y alcanzar su objetivo final.
Por Axel Alburez – Balambe.com, Campamentos Educativos de Aventura
El cinco de diciembre de 1914 inició una de las aventuras marítimas más recordadas en los registros expedicionarios por conquistar nuevos horizontes, sin medios de comunicación, formas de reabastecimiento y con los precarios equipos de ese entonces, 28 tripulantes, incluyendo un polizón, se aventuraron a realizar la primera travesía del peligroso e inhóspito Polo Sur.
Dirigidos por el conocido explorador de origen irlandés, Sir Ernest Shackelton, planearon navegar desde la isla Georgia del Sur, en dirección del mar de Weddel, llegar a Antártica y atravesarla en trineos durante 120 días, donde al otro extremo, luego de casi un año y medio de viaje, los estaría esperando un barco para retornarlos a su punto de partida.
Para lograr su objetivo, era necesario que surcaran una de las zonas más peligrosas que existen para la navegación marítima en el mundo, el Mar del Sur, por lo caprichoso de su clima, fuertes corrientes, amenazantes olas de gran tamaño, las gélidas temperaturas en el agua y el medio ambiente. Por si esto fuera poco, la geografía de la Antártica se caracteriza por una cuasi omnipresencia de formaciones de hielo y la reinante baja temperatura que ha hecho que en esta zona se registren los fríos más intensos del planeta, -88 grados Celsius.
Con estos y más elementos en su contra, Shackelton se aventuró con la mejor embarcación y tripulación que tuvo a su disposición, 45 días después de zarpar el Endurance, fue atrapado, sin posibilidad de liberarse, por los gigantes bloques de hielo que flotan en la zona Ártica. A partir de ese momento, los tripulantes se vieron obligados a vivir sobre masas de hielo que a menudo se quebraban bajos sus pies.
Hasta ese momento Shackelton había logrado imponer su liderazgo de una forma magnífica, el grupo entero sobrevivía, la comida y el refugio, aunque escasos, eran compartidos de forma equitativa entre todos los tripulantes, no existían privilegios ni para el mismo Shackelton, su don de mando y gentes le hizo hacerse respetar entre los náufragos, su manejo de las necesidades de los demás y su compromiso con el deseo de sobrevivencia del grupo, lo hicieron lograr el objetivo de mantenerse vivo.
Shackelton ejerció el liderazgo que se requiere para todo director de empresas en situaciones extremas. Mantuvo y cultivó la visión de supervivencia, logró enfocarse y compartir las tareas diarias que les llevarían a conservar la unidad del grupo y alcanzar su objetivo final. Su actuar diario fue un ejemplo claro para todos, inyectando optimismo y realismo a la situación, buscando oportunidades para mantener un estado anímico positivo en el grupo, a pesar de que sabía que sus posibilidades de sobrevivir en ciertas ocasiones eran mínimas y, por último, supo evaluar el momento y las condiciones apropiadas para tomar el gran riesgo, a través del cual logró el rescate de todos los integrantes de la expedición.
Cuando la oportunidad se presentó, Shackelton y un grupo de tripulantes tomaron uno de los botes de rescate que aún les quedaban y decidieron salir en busca de ayuda. Por cinco semanas navegaron nuevamente por el peligrosísimo Mar del Sur; al llegar a tierra debieron caminar por tres días, atravesando las heladas montañas de Georgia del Sur y, tres meses más, les tomó regresar y rescatar a los compañeros rezagados, para un total de un año y ocho meses de sufrimiento, dolor, hambre e incertidumbre, expuestos a las gélidas temperaturas del Polo Sur.
Los 28 tripulantes regresaron vivos, algunos perdieron extremidades por el mordaz frío. Shackelton logró rescatar el grupo entero cuando que las probabilidades de sobrevivencia eran mínimas, las condiciones externas totalmente antagónicas y la presión ejercida por los tripulantes sobre su liderazgo eran, en veces, motivo de gran frustración.
El capitán Shackelton pasó a la historia como uno de los grandes exploradores y como un líder ejemplar en situaciones extremas, es por ello que el autor Dennis N.T. Perkins, en su libro Leading at the Edge (Amacom, 2000) utiliza esta aventura como herramienta didáctica y extrae diez estrategias utilizadas por el explorador para salir triunfante de esta aventura, estrategias que Perkins recomienda para ser aplicadas en el ámbito empresarial por líderes que, como en Guatemala, en muchas circunstancias, debemos gestionar en situaciones extremas. Esta fascinante aventura, escrita por el mismo explorador, puede encontrarse con el nombre de South, A Memoir Of The Endurance Voyage.