Resumen del discurso pronunciado por el presidente de la Federación de Cámaras y
Asociaciones Industriales de Centroamérica y República Dominicana (FECAICA), durante la sesión
ordinaria de esta organización, celebrada el nueve de septiembre en San Salvador, El Salvador.
No podemos permitir que se sigan utilizando nuestras frágiles democracias para promover intereses partidarios ni sistemas de gobierno contradictorios a la misma democracia que nuestras Constituciones y nuestros Tratados garantizan.
Centroamérica fue el primer intento integracionista de América Latina, tierra heroica y postergada, centro de disputas y aspiraciones coloniales, vive su dignidad como promesa de futuro para la libertad. Bueno es que nos reconozcamos como parte de una misma historia y de un mismo destino. Pero en pleno siglo XXI todavía no alcanzamos los sueños de tantos hombres y mujeres que dieron sus vidas por ver una Centroamérica unida.
Nuestra historia integracionista reciente inició el 14 de octubre de 1951 con la firma de la Carta de San Salvador, que dio origen a la Organización de Estados Centroamericanos (ODECA). El Sistema de Integración Centroamericana (SICA), tiene por objetivo alcanzar la integración del istmo para constituirlo en una región de paz, libertad, democracia y de desarrollo. Hace 50 años fue suscrito en Managua, Nicaragua, el Tratado General de Integración Económica, con el cual se inició un largo e inconcluso proceso de integración económica. Este Tratado creó la Secretaría de Integración Económica Centroamericana (SIECA) y estableció el compromiso de los países de crear un Mercado Común Centroamericano, así como construir una unión aduanera. También estableció el compromiso de los países de perfeccionar una zona de libre comercio en un plazo de cinco años y adoptar un arancel centroamericano uniforme.
A la fecha se ha logrado armonizar en un 96 por ciento el arancel externo y se ha alcanzado casi totalmente un libre comercio intra centroamericano de mercancías originarias, a excepción de seis productos sensitivos excluidos. Sin embargo, no podemos negar los frutos de la integración. El intercambio comercial intrarregional en 1960 era tan sólo de US$30.3 millones, comparado con un intercambio, en 2008, de US$6 mil 733 millones. Entre los años 2000 al 2008 el comercio intrarregional creció 11.8 por ciento mientras que las exportaciones extra regionales decayeron siete por ciento en ese mismo período. La gestión unificada en la negociación de los tratados de libre comercio, especialmente CAFTA con los Estados Unidos y, recientemente el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, son evidencia de la fortaleza que nace de presentarnos ante el mundo como una sola región. No obstante, exhortamos a los Gobiernos a no buscar la firma de tratados comerciales unilateralmente ni precipitadamente por razones puramente políticas o diplomáticas, sino en forma conjunta como región y con el interés genuino de promover el comercio y las exportaciones, sin afectar a los sectores más vulnerables.
Inseguridad e inestabilidad política
Lo que es indiscutible es que nuestras economías y nuestro desarrollo se ven afectadas por la inseguridad jurídica y por la inestabilidad política. En medio de toda esta turbulencia, nuestra misión primordial, como gremiales industriales, se enfoca en fomentar la competitividad de los sectores productivos y la representatividad empresarial, buscando un clima de seguridad, confianza y libertad para que cada centroamericano, pequeño o grande, desarrolle toda su creatividad, su laboriosidad y su espíritu emprendedor, que son la base de nuestro desarrollo económico y social. No podemos permitir que se sigan utilizando nuestras frágiles democracias para promover intereses partidarios ni sistemas de gobierno contradictorios a la misma democracia que nuestras Constituciones y nuestros Tratados garantizan.
Es imprescindible que nuestros Gobiernos no permitan actos arbitrarios que obstaculicen el comercio con barreras no arancelarias o procedimientos aduaneros unilaterales que restringen las exportaciones e importaciones de la región y nos restan competitividad. Nuestra región urge de una integración económica, una unión aduanera y un fortalecimiento de nuestras instituciones democráticas.