La crisis económica del año 2009 fue de magnitudes que el mundo no había visto en casi 70 años.
Por Sigfrido Lee
No es que Latinoamérica o Guatemala, en particular, no hayan tenido sus propias crisis en todo este tiempo y, en muchos casos, más severas de la que tuvimos el año pasado. La diferencia fue que, esta vez, la crisis se inició en los países desarrollados y, probablemente, les impactó más duro a ellos. Desde la década de los años 80 hemos estado haciendo nuestra tarea, fortaleciendo las condiciones macroeconómicas, lo que nos permitió sobrellevar el vendaval mejor preparados.
Entre las cosas que vimos durante el último año, para muchos paradójico, fue la caída abrumadora en el nivel de precios, alcanzando niveles negativos en varias ocasiones. La mayoría de nuestras crisis se han caracterizado por una caída en el crecimiento económico, pero acompañados de un aumento acelerado de la inflación.
A muchos nos agarró desprevenidos esta caída en los precios, especialmente después de lo observado en 2008 cuando la inflación alcanzó niveles del 14 por ciento. Ahora surge la duda: ¿es este nivel de inflación sostenible o se va a revertir la tendencia? ¿Será que la inflación será mayor en el 2010? Tanto las condiciones internas como externas nos indican que esta situación va a ser algo eventual y que lo más probable es que la inflación empiece a aumentar nuevamente durante los próximos meses.
A nivel interno, mientras el Gobierno mantenga un déficit fiscal sostenido, difícilmente podremos tener niveles de inflación inferiores a los vistos, en promedio, durante los últimos diez años. Si a esto agregamos dos fenómenos internacionales, se reafirma esta predicción: primero, la recuperación económica mundial que se avizora para los próximos 18 meses, presionará sobre la demanda de bienes primarios o “commodities” (petróleo, granos básicos, etc.) y sus precios. Segundo, los mismos esfuerzos de los países desarrollados para revertir la crisis económica se basaron en una fuerte expansión del gasto público, financiado con dinero sin respaldo. Estos países arrancan su recuperación con el inminente aumento de precios si no empiezan a recoger toda esa liquidez oportunamente. Por otro lado, si la recogen demasiado rápido se arriesgan a una recaída económica, por lo que más se cree que la van a recoger con rezago y permitirán un poco más de inflación que en circunstancias normales.
Tenemos nuevamente la amenaza de un aumento en los precios por circunstancias externas. Esto tampoco quiere decir que no podemos hacer nada al respecto.
Lo que esta crisis nos ha enseñado es la importancia de políticas públicas prudentes, que resguarden la estabilidad macroeconómica. Dicho de otra manera, si Estados Unidos estornuda, nos puede dar un catarro o una pulmonía. Todo depende si hemos hecho nuestra tarea o no y, para 2010, implica moderación y prudencia en el gasto público.