Damos la bienvenida a un nuevo año que, como todos, viene lleno de esperanzas, ilusiones y buenas promesas, muchas de las cuales se harán realidad y, otras, no pasarán de haberse quedado sólo en eso: promesas.
El 2010 es un año que seguramente la mayoría deseamos sea diferente al 2009 y que nos deje mejores y muy gratos recuerdos.
Aunque sabemos que crecer a los niveles registrados hasta antes de la crisis financiera y económica será difícil, esperamos que la economía mundial presente comportamientos cada vez más positivos. Existen señales que nos llevan a pensar en esa dirección, sin embargo, todavía queda ese temor sobre qué puede suceder con la reactivación una vez concluyan los programas de estímulos fiscales promovidos por los países desarrollados. Esa incertidumbre es un nubarrón que para este año esperamos desaparezca.
En el caso de Estados Unidos, nuestro principal socio comercial, se pronostica una recuperación lenta de la actividad económica, con problemas en los primeros meses del año para generar empleo, lo que tendría un efecto adverso sobre Guatemala, por lo que corresponde a las autoridades tomar acciones para que este 2010 sea un año excepcional. En ese sentido, el Gobierno tiene una gran oportunidad de impulsar acciones que reactiven la economía interna, lo que generaría nuevas oportunidades para atraer más inversionistas, así como el surgimiento de nuevos y más empresarios que vengan a satisfacer la necesidad de desarrollo de todos los guatemaltecos.
Para avanzar en esa dirección, el Gobierno debe desistir de cambiar las reglas del juego, especialmente en el área fiscal y laboral, ya que este tipo de medidas genera un clima de desconfianza en el sector privado por el cambio en la competitividad de las empresas, como consecuencias de decisiones políticas que afectan el entorno. En cambio, el Gobierno puede ser muy sabio y adaptar distintas recomendaciones que han sido planteadas para impulsar un crecimiento económico más acelerado y sostenible que, incluso, pueden servir para superar las expectativas proyectadas por las autoridades monetarias.
En lo que corresponde a Cámara de Industria de Guatemala, continuaremos comprometidos con nuestras propuestas, convencidos de que pueden ser de gran beneficio para el país, si se impulsan de forma adecuada. También esperamos sorprender con nuevos y novedosos servicios a nuestros asociados para que puedan obtener más beneficios de su membresía. El 2010 es el año que nos permitirá integrarnos más como familia y fortalecernos como sector industrial.
Es el inicio de los siguientes 50 años de Cámara de Industria y que, sin dudarlo, serán de gran beneficio para todos, pero principalmente para Guatemala. Nos corresponde a cada uno aportar nuestro mejor esfuerzo para que este nuevo año que apenas estamos empezando a recorrer sea para recordar y no para lamentar.
Javier Zepeda
Director Ejecutivo Cámara de Industria