Analistas anticipan un año ligeramente mejor que 2009 pero reiteran la falta de políticas coherentes del Gobierno que permitan una reactivación económica más dinámica. Según proyecciones del FMI y del banco central, el PIB apenas crecería 1.2 por ciento, que no alcanzará ni para cubrir el aumento poblacional que llega al 2.6 por ciento.
Luis Prado, gerente de la división Internacional del Banco Industrial
Sergio de la Torre, miembro de la Junta Monetaria, representante de las Cámaras empresariales
Por Hernán Guerra
Industria y Negocios
¿Logrará el Gobierno de Álvaro Colom acabar con tanta criminalidad? ¿Veremos políticas más coherentes para hacer de Guatemala un país verdaderamente competitivo y no pensar en una reforma fiscal como lo ha anunciado el mandatario, la cual puede deprimir aún más la actividad productiva? ¿Qué tan rápido veremos la recuperación económica? En fin, son múltiples las interrogantes que afloran en la antesala del año nuevo y que a los ojos de analistas, las respuestas apuntan hacia un panorama no tan optimista aunque creen que la crisis económica ya es cosa del pasado.
Por ahora el sector productivo debe estar optimista pero realista debido a que internamente, como explica Sergio de La Torre, empresario y miembro de la Junta Monetaria, no se ven políticas claras y coherentes sino que, por el contrario, el Gobierno ahora pretende impulsar una reforma fiscal, en el momento menos oportuno.
Estabilidad sí pero no es
suficiente
De la Torre explica que en el área económica, 2010 se vislumbra como un año de estabilidad, pero también sostiene que deberíamos preocuparos por evitar que las cosas cambien de manera positiva. “No creo que la crisis siga para más, pero tampoco veremos un repunte considerable”. El Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE), una especie de termómetro que utiliza el banco central para monitorear ciertos sectores de la economía, ha detenido su caída. “Se ve una tendencia bastante suave, producto de la gran cantidad de dinero que como estímulo financiero han aportado las grandes economías del mundo, como Estados Unidos, Europa y la misma China”, añade De la Torre. “Ahora lo que hay que ver, es si la economía mundial ya puede caminar sin muletas”, se pregunta.
En el caso de Guatemala, los ciclos económicos siempre han estado ligados a los ciclos de Estados Unidos pero con un rezago de seis a ocho meses. De hecho, según De la Torre, la crisis mundial se llevó alrededor de ese período en empezarse a sentirse aquí por lo que igual sería el tiempo en que veríamos la recuperación, la cual será lenta en el transcurso de 2010. Pero si a esta incertidumbre económica se agrega el grave problema de la carencia de políticas de Gobierno que incentiven la reactivación, la situación se ve más sombría. “Ahora estúpidamente están hablando de una reforma fiscal, algo que no hace nadie en el mundo, por el contrario, todos los países están implementando políticas coherentes para estimular el crecimiento”, añade.
Adicionalmente, explicó que tampoco se ven en Guatemala grandes inversiones en infraestructura para mejorar la competitividad, incluso no han sido aprobadas leyes ¿Logrará el Gobierno de Álvaro Colom acabar con tanta criminalidad? ¿Veremos políticas más coherentes para hacer de Guatemala un país verdaderamente competitivo y no pensar en una reforma fiscal como lo ha anunciado el mandatario, la cual puede deprimir aún más la actividad productiva? ¿Qué tan rápido veremos la recuperación económica? En fin, son múltiples las interrogantes que afloran en la antesala del año nuevo y que a los ojos de analistas, las respuestas apuntan hacia un panorama no tan optimista aunque creen que la crisis económica ya es cosa del pasado.
Por ahora el sector productivo debe estar optimista pero realista debido a que internamente, como explica Sergio de La Torre, empresario y miembro de la Junta Monetaria, no se ven políticas claras y coherentes sino que, por el contrario, el Gobierno ahora pretende impulsar una reforma fiscal, en el momento menos oportuno.
Estabilidad sí pero no es
suficiente
De la Torre explica que en el área económica, 2010 se vislumbra como un año de estabilidad, pero también sostiene que deberíamos preocuparos por evitar que las cosas cambien de manera positiva. “No creo que la crisis siga para más, pero tampoco veremos un repunte considerable”. El Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE), una especie de termómetro que utiliza el banco central para monitorear ciertos sectores de la economía, ha detenido su caída. “Se ve una tendencia bastante suave, producto de la gran cantidad de dinero que como estímulo financiero han aportado las grandes economías del mundo, como Estados Unidos, Europa y la misma China”, añade De la Torre. “Ahora lo que hay que ver, es si la economía mundial ya puede caminar sin muletas”, se pregunta.
En el caso de Guatemala, los ciclos económicos siempre han estado ligados a los ciclos de Estados Unidos pero con un rezago de seis a ocho meses. De hecho, según De la Torre, la crisis mundial se llevó alrededor de ese período en empezarse a sentirse aquí por lo que igual sería el tiempo en que veríamos la recuperación, la cual será lenta en el transcurso de 2010. Pero si a esta incertidumbre económica se agrega el grave problema de la carencia de políticas de Gobierno que incentiven la reactivación, la situación se ve más sombría. “Ahora estúpidamente están hablando de una reforma fiscal, algo que no hace nadie en el mundo, por el contrario, todos los países están implementando políticas coherentes para estimular el crecimiento”, añade.
Adicionalmente, explicó que tampoco se ven en Guatemala grandes inversiones en infraestructura para mejorar la competitividad, incluso no han sido aprobadas leyes importantes como la de alianzas públicas privadas. “Así que no veo el panorama demasiado optimista”, expresa.
Y si a la falta de coherencia en las políticas de Gobierno se agrega la inseguridad ciudadana, el escenario se complica aún más. “Si no solucionamos este problema, cualquier otra cosa que hagamos sirve poco”, considera De la Torre.
Crecimiento lento
Luis Prado, gerente de la división internacional del Banco Industrial, también considera que el próximo año no será de bonanza pero sí más promisorio que 2009. “Hay gente pesimista y ve un año complejo, pero yo creo que será un año de un crecimiento lento, con un poco más de actividad pues, en general, en los mercados internacionales de capital el dinero está fluyendo más; eso, nos hace pensar que poco a poco se irá trasladando hacia países como Guatemala”, explicó.
A consideración de Prado lo que afecta mucho es la percepción de la gente pero ésta ya empezó a cambiar pues “lo más duro de la crisis ya pasó”.
Al analizar el comportamiento del crédito, Prado señala que en 2009 casi no hubo crecimiento mientras que en años anteriores subía alrededor del 20 por ciento. Para el próximo año las condiciones serán distintas, incluso se puede registrar una ligera baja en las tasas de interés gracias a que la Junta Monetaria ha mantenido la tasa líder en 4.5 por ciento. Para préstamos en quetzales, el promedio de la tasa de interés se mantendrá en alrededor del 12 por ciento pero cuando se trata de financiamientos corporativos, puede ser más baja. Y en dólares, las tasas se comportan en alrededor del nueve por ciento anual, niveles que se mantendrían en 2010.
Respecto del resto de variables macroeconómicas, Prado cree que habrá mucha estabilidad, incluyendo el índice de precios (inflación) y en el tipo de cambio, con una ligera revaluación del quetzal debido a que, producto de la reactivación, se incrementen los flujos de capital.
Prado coincide con De la Torre respecto de que la reactivación no depende sólo de la estabilidad macroeconómica, sino de una combinación de factores adicionales, partiendo de un sistema de justicia más eficiente, con menos índices de violencia y certeza en las políticas públicas. “El Gobierno debe tomar medidas concretas en estos campos”, agrega Prado.
Según proyecciones del Fondo Monetario Internacional que recoge el Banco de Guatemala, en 2010 el Producto Interno Bruto crecería alrededor de 1.2 por ciento y la inflación alcanzaría 3.8 por ciento.