Por Miguel Gutiérrez
Central American Business Intelligence
Es consenso generalizado que lo peor de la crisis ha pasado. En el área centroamericana se han expuesto (en algunos países) problemas que requieren cambios estructurales, que se han tornado impostergables como el caso de El Salvador. Este país requiere cambios estructurales en el ámbito fiscal pues tiene un déficit insostenible. Adicionalmente, existe la posibilidad de que consideren emitir moneda propia y humildemente reparar el grave error de dolarizarse, muy a pesar de las advertencias de las implicancias que realizaron de los académicos, las instituciones multilaterales y la propia Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés).
Ya en una fase madura de la crisis financiera, Centroamérica se encuentra entre los tumultos democráticos que persisten en Honduras y Nicaragua y las reformas pendientes en Guatemala, El Salvador y Costa Rica. Estas reformas son necesarias para poder realizar política macroeconómica coherente a la luz de los nuevos tiempos económicos, con mayor volatilidad y con riesgos más explícitos.
Aún se cuenta con dos años para prepararse para el proceso de reactivación mundial a través de reformas que no se han aprobado por diversos motivos, ya que la reactivación en los países desarrollados no viene de forma inmediata.
Tal y como los analistas previeron, el 4 de noviembre la Reserva Federal dejó el precio del dinero estable en un rango de entre el 0.25 y el 0 por ciento. El jefe de la Reserva, Ben Bernanke ha optado por la prudencia y ha reiterado que los tipos de interés se mantendrán estables durante un periodo largo.
En este mes de diciembre se cumplirá un año de la decisión de la FED de dejar los tipos de interés en mínimos récord en Estados Unidos. Aunque semanas atrás Bernanke apuntó que los indicios de recuperación eran cada vez más evidentes y que el banco central estaba preparado para cambiar su actual política monetaria, la mayoría de analistas considera que aún es demasiado pronto y la FED también así lo ha expresado.
Si bien, se ha confirmado que la actividad económica ha seguido repuntando en las últimas semanas, la intención es mantener una política monetaria flexible en los próximos meses expresan algunas preocupaciones. En este sentido, el banco central considera que el gasto de los hogares parece repuntar pero sigue limitado por la situación del elevado índice de despidos y por la escasez de crédito. El mercado laboral sigue siendo una de sus principales preocupaciones.
Lo que dice Bernanke entre líneas es que no habrá presión inflacionaria en el mediano plazo (más de un año) y esto se debe a que no habrá una recuperación vigorosa en Estados Unidos sino hasta después de este período. Es el tiempo preciso con el cual cuenta la región centroamericana para tomarse en serio y prepararse para el próximo levantón económico del mundo.