PRESUPUESTO 2010; Un reto para que el Gobierno demuestre su verdadero interés por el bienestar de TODOS los guatemaltecos
Desde el año pasado vimos con preocupación la propuesta del Presupuesto del Estado para el año 2009. Lamentablemente, nuestras mayores preocupaciones y pronósticos negativos se cumplieron; efectivamente el presupuesto quedó desfinanciado derivado de una recaudación fiscal menor de lo esperado. Aunque el argumento del Gobierno reside en que nunca se realizó la reforma tributaria que propusieron, efectivamente el cobro de impuestos cayó, incluso por debajo del nivel del año anterior, como consecuencia de una mala planificación ante un escenario económico adverso. Adicionalmente, como lo hemos repetido en más de una oportunidad, las reformas fiscales que pretende el Gobierno implementar para lograr el incremento de la recaudación fiscal y así subsanar la deficiente administración, no es el camino correcto. Para realizar una propuesta de reforma tributaria profunda hay que dejar de pensar en seguirle cobrando más a los que siempre pagan, y proponer una reforma integral basada en mejorar la recaudación a través de la ampliación de la base tributaria creando incentivos para que la economía informal se traslade a la economía formal.
En septiembre del presente año el Gobierno presentó al Congreso de la República un proyecto de Presupuesto Fiscal 2010 que consideramos, otra vez, exagerado para la realidad nacional. De entrada, ya se propone un déficit fiscal por arriba del 3%, el mayor de las últimas dos décadas. Además, como agravante, están conscientes de la menor recaudación tributaria y, para cubrir el excesivo déficit, están recurriendo nuevamente a más deuda y a emisión monetaria.
En esta edición de la Revista Industria y Negocios abordamos, con renovada preocupación, el tema del Presupuesto Fiscal 2010, basados en las siguientes premisas:
a) En primer lugar, como guatemaltecos, estamos convencidos de que la prudencia fiscal es indispensable para preservar la estabilidad macroeconómica; fundamental para que se dé la inversión, el crecimiento económico, la generación de empleo y el desarrollo.
b) En segundo lugar, con la ausencia de priorización, el desperdicio y la falta de transparencia en la ejecución del gasto público, nunca habrá presupuesto que sea suficiente.
c) Por último, el excesivo endeudamiento, más allá de sus consecuencias macroeconómicas, tiene implicaciones éticas: la solidaridad intergeneracional. No podemos esperar que nuestros hijos y nietos paguen por los desmanes en nuestro presente.
Algunos expertos en economía aseguran ver señales de que la recesión global está llegando a su fin; otros, por su parte, opinan que esta aparente recuperación tendrá un efecto “W”; es decir, que puede llegar a tener otra caída. De cualquier manera, aún siendo optimistas, la recuperación no será inmediata y la economía de los guatemaltecos todavía tiene un camino muy duro por delante así como muchas heridas que sanar, contrario a lo que el Ministro de Finanzas opina en relación a que él ya mira una luz al final del túnel.
Las acciones concretas y el apoyo del Gobierno son fundamentales para reactivar la economía. Nosotros, como empresarios e Industriales, estamos en la mejor disposición de afrontar con creatividad, eficiencia y responsabilidad social el reto de poner de nuestra parte para reactivar la economía nacional, como lo hemos venido haciendo desde finales del año pasado. Sin embargo, no podemos hablar de desarrollo ni de reactivación si los primeros en presentar un valladar son nuestros propios gobernantes proponiendo un presupuesto excesivo y desfinanciado. Este es un buen momento para llamar a la cordura, ser prudentes y, sólo así, aprovechar las oportunidades que se nos presenten.