Será la actitud que tengas ante situaciones criticas, las que te permitan encontrar beneficio en todo
La frustración, la inseguridad y hasta la ofuscación pueden ser reacciones a las situaciones de crisis caracterizadas por recurrentes resultados adversos que aumentan la incertidumbre sobre las posibilidades de alcanzar los objetivos. Pero esa misma crisis puede ser superada con cinco respuestas constructivas que personas, equipos, y empresas pueden activar de inmediato.
Primero, aceptar que no se tienen todas las respuestas y detener la terquedad de repetir errores intentando algo que ya no funciona. Al contrario, debe seguirse el camino que adoptan los sensatos, la humildad. Ellos reconocen que ha llegado el momento de desaprender, de escuchar y de replantear modos de pensar y de actuar.
Segundo, en estado de pánico o de ira no se toman buenas decisiones, por lo tanto, la serenidad se convierte en una condición necesaria que faculta la reflexión y la profundidad de análisis. La ecuanimidad ayuda incluso a abandonar la premura por encontrar respuestas y a definir las preguntas correctas. Los líderes deben ser el mejor ejemplo de optimismo, pragmatismo y calma ante las adversidades, si pierden el control emocional alimentan la zozobra en sus equipos.
Tercero, la reducción de recursos obliga a practicar la austeridad y a usar los mismos conforme a prioridades esenciales. Las organizaciones se enfocan entonces en lo importante, lo suntuario cede su lugar al ahorro y la inteligencia se concentra en lo que sí es vital y agrega valor a los objetivos. Cada persona debe apreciar que tiene un buen trabajo, el cual debe cuidar brindando lo mejor de sí mismo y preparándose con más profundidad para sacar adelante su organización.
Cuarto, la maestra crisis obliga a mejorar. La creatividad se convierte en palanca para cambiar, aceptar los retos y sacar lo máximo de cada miembro del equipo. Las oportunidades seducen a quienes no se dejan amilanar por el cambio en las reglas del juego. La certeza de que algunas fórmulas del pasado ya no funcionan, estimula la innovación y el crecimiento personal como medio para continuar la marcha.
Finalmente, todos toman conciencia de que nadie es mejor que todos juntos, y el trabajo en equipo se fortalece. Los tomadores de decisiones piden y escuchan consejos, todos aportan «una» verdad sin calificarla de «la» verdad; el sentimiento de pertenencia aumenta y el ánimo es que pase lo que pase, venga lo que venga, se enfrentará en equipo, porque solo así la carga del cambio será más liviana.
En síntesis, la humildad, la serenidad, la austeridad, la creatividad y la proactividad para aceptar ayuda, hacen que el mandato de la crisis, de reinventarse y de mejorar para superarla, sea bien recibido por aquellos que poseen el talento y la disposición para aprovechar las nuevas oportunidades, que solo las encuentran, quienes siempre ven el vaso medio lleno.