Por: Julio Zelaya | Co-fundador de Escolaris, la primera escuela en línea acreditada de Guatemala, y de Bright Domino
Un gerente de recursos humanos me confesó algo que me dejó pensando: «Julio, tenemos 47 vacantes abiertas y no encontramos talento, pero afuera hay miles de personas buscando trabajo». Esa paradoja resume perfectamente el momento que vivimos.
El Foro Económico Mundial acaba de confirmar lo que muchos intuían: para 2030, se crearán 170 millones de nuevos empleos mientras desaparecen 92 millones. Un saldo neto positivo de 78 millones de oportunidades.
Suena esperanzador, ¿verdad?
Aquí viene el golpe de realidad: América Latina captura apenas el 1.1% de la inversión global en inteligencia artificial, aunque generamos el 6.6% del PIB mundial. Guatemala, en particular, ocupa el lugar 135 de 196 países en preparación para esta tecnología. No estamos perdiendo una carrera. Ni siquiera estamos en la pista.
La trampa de la informalidad
Algo curioso ocurre en Guatemala. Con el 68% de nuestra fuerza laboral en el sector informal, tenemos una «protección paradójica» frente a la automatización inmediata. Los robots no van a reemplazar al vendedor de tortillas en la esquina.
Pero esa misma informalidad nos excluye de aprovechar los beneficios de la transformación digital. Es como celebrar que el terremoto no nos afecta porque vivimos en una casa de cartón.
Mientras tanto, el 70% de los empleadores guatemaltecos reportan dificultades para encontrar el talento que necesitan. En el sector tecnológico, esa cifra sube al 86%.
El sector que sí está despertando
No todo son malas noticias. Nuestro sector BPO, con más de 42,000 trabajadores y $700 millones en valor de mercado, demuestra que Guatemala puede competir globalmente cuando invierte en su gente.
Empresas como Telus, Alorica y Allied Global ya operan aquí. Las razones: zona horaria alineada con Estados Unidos, 80% de agentes bilingües, y costos 50-70% menores que operaciones domésticas estadounidenses.
Pero surge una pregunta incómoda, ¿qué pasa cuando la inteligencia artificial generativa pueda gestionar esas llamadas de Nivel 1?
La respuesta está en evolucionar. Los contact centers que sobrevivirán son los que están reconvirtiendo agentes hacia consultoría especializada, soporte técnico avanzado y gestión de relaciones complejas.
IKEA lo demostró magistralmente. Reconvirtieron 8,500 empleados de call center hacia consultoría de diseño de interiores mientras su chatbot Billie manejaba lo rutinario. El resultado fue contundente: €1.3 mil millones en ventas incrementales.
Las cuatro habilidades que definirán quién prospera
Después de analizar los últimos reportes de McKinsey, el Foro Económico Mundial y el BID, identifico cuatro competencias no negociables para el profesional que quiera mantenerse relevante:
Primero, fluidez en inteligencia artificial. No se requiere saber programar, pero sí entender cómo colaborar con estas herramientas. Segundo, pensamiento crítico, porque las máquinas procesan datos mientras los humanos generan insight. Tercero, adaptabilidad radical, considerando que el 39% de las habilidades actuales cambiarán para 2030. Cuarto, comunicación estratégica, pues traducir lo técnico a lo humano será oro puro.
Los trabajadores con habilidades en IA ya ganan 56% más que sus pares. En 2023, esa prima era solo del 25%.
Una reflexión desde la academia
Como Director Académico del programa de IA en educación en la Universidad de Pennsylvania, observo diariamente la brecha entre lo que enseñamos y lo que el mercado demanda.
Guatemala invierte el 0.03% de su PIB en ciencia y tecnología. Los programas de capacitación actuales alcanzan menos del 0.1% de nuestra población en edad de trabajar.
Necesitamos escalar cien veces para estar donde deberíamos estar. Pero también veo esperanza. Veo jóvenes guatemaltecos desarrollando soluciones de inteligencia artificial que compiten a nivel global.
Veo empresarios que están invirtiendo en reconvertir a su gente en lugar de recortarla.
La pregunta ya no es si la IA transformará el trabajo. La pregunta es si lideramos esa transformación o la padecemos.
El que no evoluciona por decisión, evoluciona por necesidad… cuando ya es tarde.

