La mitigación y adaptación a la variabilidad climática requieren de acciones, iniciativas y sinergias que promuevan el desarrollo de infraestructura, la adopción de tecnologías, conocimientos y buenas prácticas que permitan aumentar la resiliencia a los efectos hidrometeorológicos y contribuyan en la ruta hacia el desarrollo con menor intensidad de carbono y emisiones por unidad de riqueza generada, a nivel nacional. Estos procesos deben estar orientados a aumentar la eficiencia ambiental y contribuir a reducir emisiones de Gases de Efecto Invernadero, sin representar un riesgo, amenaza o sobrecosto a la productividad y competitividad energética, agrícola e industrial. Es por ello que Guatemala, en función de sus responsabilidades comunes, pero diferenciadas y a la luz de las prioridades nacionales de desarrollo, establece un plan de acción voluntario y participativo para los principales subsectores emisores del país.
En las últimas décadas, los ciclos naturales de oscilación en la temperatura y la precipitación se han caracterizado por variaciones que, en ocasiones, han conducido a extremos climáticos y meteorológicos en diferentes partes del planeta. Según el Programa de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente (PNUMA, 2009), aunque los efectos negativos de la variabilidad climática son a escala mundial, todas las previsiones apuntan a que las áreas intertropicales son las más frágiles y expuestas, por lo que lo sufrirán con mayor intensidad.
Como regiones más críticas resaltan de forma especial el sur y sureste asiático, ambas bandas tropicales africanas con un amplio espacio en el continente americano en el que se incluye Centroamérica. Los trópicos resultan más vulnerables por razones geográficas y meteorológicas, y por factores económicos y de desarrollo como la inseguridad alimentaria (IARNA, 2010). Según Germanwatch (2019), Guatemala ocupó el puesto 14 del índice de riesgo climático global en el período de entre 1998 y 2017, y la cuarta posición en el índice de exposición de la región latinoamericana (Mapplecroft, 2014). Esta característica de vulnerabilidad es un llamado a que el país enfoque esfuerzos y recursos en la adaptación a los efectos adversos del cambio climático y la generación de resiliencia en la sociedad guatemalteca.
A pesar de ser uno de los países más vulnerables a los efectos hidrometeorológicos, Guatemala contribuye a las emisiones globales con solo entre 0.07 a 0.10%, al mismo tiempo que es un país en vías de desarrollo. De acuerdo con el World Resource Institute (2018), los tres principales emisores a nivel global emiten el 41.5% de los gases de efecto invernadero, mientras que los últimos 100 países en conjunto, entre los que se encuentra Guatemala, solamente el 3.6%. Al analizar los primeros 10 emisores, se evidencia que representan el 68.71% del total mundial.
Emisión de gases de efecto invernadero a nivel mundial por emisor
(Colocar aquí PVGráfica1 y el siguiente pie de foto: Fuente: WRI, 2018.)
Es esencial priorizar la adaptación a los efectos adversos de la variabilidad climática por medio de diversas acciones como: gestión del recurso hídrico, seguridad alimentaria, servicios ecosistémicos e infraestructura eficiente y resiliente, pero también contribuir con el objetivo global de la estabilización del aumento de la temperatura media.
Guatemala ya cuenta con significantes avances en esta materia, contando con una de las matrices de producción de energía eléctrica más verdes del mundo, con valores de producción de energía proveniente de fuentes renovables para el 2020 y 2021, de 76.0% y 71.9%, respectivamente (CNEE, 2021). Por encima del promedio de 35.0% de la Unión Europea (EC, 2020) y el de 20.1% de los Estados Unidos de América (EIA, 2021).
La Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), menciona que “las políticas y medidas para proteger el sistema climático contra el cambio inducido por el ser humano deberían ser apropiadas para las condiciones específicas de cada una de las partes y estar integradas en los programas nacionales de desarrollo”, por lo que las medidas para enfrentar las amenazas climáticas no deben suponer un riesgo, atraso o sobrecosto al desarrollo económico del país, ni ser una barrera para el comercio local o las exportaciones.
En virtud de lo anterior y de las medidas identificadas por los distintos sectores como técnica y económicamente factibles, se propone el siguiente marco general de un plan de acción que pretende abordar a los dos principales sectores emisores de Guatemala.
Propuesta del plan de acción
- UNCUTS
1.1. Tierras forestales 30.7%.
Deforestación:
- Reforestación, fortalecer la protección y el cuidado de las áreas protegidas.
- Intensificar el uso de estufas ahorradoras de leña.
- Investigación en desarrollo de materiales que puedan sustituir el valor energético de la leña (fomento de la economía circular).
- Fomento y protección de los bosques de galería.
- Fomento de bosques productivos en áreas deforestadas.
Incendios:
- Fortalecimiento institucional a las brigadas contraincendios de Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (CONRED), Ministerio de Ambiente y Recursos Naturales (MARN) y municipalidades, para la prevención y atención de eventos de incendios.
- Fortalecer las capacidades técnicas para prevención de incendios.
- Tecnificación y equipamiento de brigadas contraincendios a nivel nacional.
- Fortalecimiento y equipamiento de sistemas de alerta temprana para la atención de incendios.
1.2. Tierras de cultivo 5.1%.
- Impulsar sistemas de agroforestería en las áreas de cultivos, promoviendo el cuidado de las especies nativas.
- Impulsar el cuidado y protección de los bosques de galería en tierras de cultivo.
- Mantener el sistema de monitoreo y protección de especies biológicas en las tierras de cultivos
- En zonas de altas pendientes, donde existan zonas de cultivos, se intensificará la protección del suelo para reducir la erosión.
1.3. Pastizales 15.2%.
- Fomento y desarrollo de la tecnificación de la ganadería.
- Incentivar la investigación en pastos mejorados para la estabulación y semiestabulación del ganado vacuno y ovino en Guatemala.
- Gestión integral del estiércol.
- Implementación de sistemas silvopastoriles.
- Fomento del uso de fertilizantes orgánicos y optimizar el uso de fertilizantes nitrogenados.
2. Energía
2.1. Industrias de la energía 9.31%.
- Incrementar el potencial de las hidroeléctricas existentes.
- Incrementar la generación de energías renovables.
- Incrementar la generación de energía geotérmica.
- Fomentar el desarrollo de mini y micro hidroeléctricas.
2.2. Transporte 15.59%.
- Promover el uso de transporte masivo eficiente.
- Fomentar el uso de trenes eficientes, para transportar productos de exportación e importación.
- Fomentar la construcción de puertos y aeropuertos eficientes, ágiles e interconectados.
- Promover la construcción de rutas eficientes para minimizar los tiempos de traslados de los productos.
2.3. Industrias manufactureras y de la construcción 3.54%.
- Promover el uso de energía renovable para autoconsumo.
- Promoción e impulso del coprocesamiento.
- Fomentar la recuperación del calor.
2.4. Otros sectores (residencial, comercial e institucional) 3.79%.
- Eficiencia energética en edificaciones existentes.
- Fomentar el estándar de etiquetado para electrodomésticos.
- Impulsar el uso de estufas ahorradoras de leña.
- Cambio de tecnología LED del sistema de alumbrado público.
- Fomentar la eficiencia energética en nuevas construcciones.
El siguiente paso será definir con cada uno de los sectores productivos del país en conjunto con los sectores públicos relacionados, la realización de un plan de acción con metas alcanzables y escalables, con proyectos coherentes que promuevan una Guatemala eficiente y, por ende, un país con menores emisiones. En consecuencia, definir una ruta propicia de bajas emisiones, sin castigar y/o limitar el desarrollo económico, promoviendo la eficiencia ambiental y la economía circular.
Por: Juan Ramón Aguilar Ibarra y Ludwin Álvarez Mendoza