La sostenibilidad ambiental se ha vuelto la nueva norma dentro de la cultura corporativa. Ante la creciente exigencia de implementar métodos más “verdes” y responsables, las empresas se han visto obligadas a innovar más allá de lo requerido. En EE. UU. se condujo una encuesta que demuestra que los consumidores creen que las empresas y negocios tienen “mucha responsabilidad” sobre el medio ambiente y su futuro, además de que son los responsables de empezar un cambio generalizado.
Entre las tendencias que las corporaciones han empezado a implementar en sus operaciones se encuentran:
- Mayor uso de vehículos eléctricos: al agregarlos a sus flotas, las empresas reducen su huella ecológica inmediatamente. Con el incremento de fuentes renovables de energía eléctrica, implementar esta medida se vuelve cada vez más rentable para las empresas.
- Líneas de productos sostenibles: cada vez más, empresas lanzan sus propias líneas de productos sostenibles. El uso de materiales biodegradables, reusables y reciclables se ha vuelto una oportunidad de negocios considerable que deja menos huella ecológica y aumenta el ciclo de vida de los productos en general.
- La participación en temas de interés ambiental: ahora se aprecia más un líder empresarial comprometido con el medio ambiente, que no solo acate las regulaciones establecidas, sino que también participe en foros y discusiones relacionadas.
- Promover la inversión ecológica: impulsar la inversión nacional y extranjera hacia proyectos con impacto ambiental positivo se ha vuelto una prioridad en varios países, mediante la creación de fondos de inversión verdes.
- Uso eficiente del agua: junto al aire, ha sido un punto focal de la discusión de sostenibilidad. Se han logrado grandes avances sobre cómo usarla de manera más responsable y eficiente, aprovechando su potencial como recurso energético.
En Guatemala, las prácticas ambientales responsables han sido bien recibidas por los grandes gremios y corporaciones, volviéndolas parte de sus ejes administrativos y metas empresariales. Se busca no solo cumplir con las normas establecidas, sino una constante innovación y optimización de procesos, redireccionándolos hacia la sostenibilidad.
La sostenibilidad ambiental se ha vuelto la nueva norma dentro de la cultura corporativa”.
En industrias como la construcción, energía, agricultura y banca se han transformado los procesos y objetivos empresariales, enfocándolos hacia la sostenibilidad ambiental. Como puntos en común se tienen la capacitación adecuada de los colaboradores sobre la situación ambiental actual, cooperación interinstitucional, definición de metas clave y cumplimiento estricto de los requerimientos ambientales.
Como primer ejemplo se tiene al Gremio Palmero de Guatemala, el cual tiene como meta y compromiso la “cero deforestación” a través de un monitoreo permanente de las plantaciones de palma y las áreas circundantes, además de promover alianzas público-privadas e internacionales para la conservación ambiental.
Corporación Multi Inversiones (CMI) obtuvo el premio Green Market Pioneer al promover $700 millones en bonos verdes internacionales y proyectos de energía renovable. CMI es considerada una de las empresas líderes en energía renovable de Guatemala, marcando una fuerte tendencia hacia una producción sostenible, reforzando su compromiso de reducir los gases de invernadero y la descarbonización de la red energética de los países en los que opera.
Cementos Progreso (CEMPRO), por su parte, mantiene su compromiso hacia el cumplimiento de las normas ambientales internacionales, innovando sus procesos, capacitando a su personal y estableciéndolas como eje clave de la empresa. La industria de construcción ha comenzado a implementar nuevas tecnologías que mejorarán la eficiencia de los procesos de creación de infraestructura, reduciendo su impacto en el medio ambiente, consumo de energía y mejorando su eficiencia mediante monitoreos más exactos. La construcción es una pieza clave para la conservación de agua, al diseñar estructuras con soluciones integradas de recolección de agua para la reducción del desecho y desperdicio, se contribuye desde un inicio al saneamiento ambiental, que ha sido una de las metas clave de desarrollo en el país.
En Guatemala, las prácticas ambientales responsables han sido bien recibidas por los grandes gremios y corporaciones”.
Por: Christian Schieber | Analista económico de la Dirección de Análisis Estratégico (DAE) de Cámara de Industria de Guatemala (CIG)