Para los países centroamericanos, el comercio intrarregional siempre ha representado un efecto contracíclico, lo cual sería una herramienta fundamental para la recuperación económica de la región.
Colaboración especial: Luis Pablo San José
Departamento de Investigación y Consultoría Económica (DICE)
Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES)
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Hace un año, los encabezados de noticias a nivel global giraban en torno a la pandemia de la COVID-19, especialmente haciendo alusión a las medidas adoptadas por diferentes países para mitigar la propagación del virus. Aunque las reglas variaron en los distintos territorios alrededor del mundo, la mayoría utilizaba el confinamiento y cierre de la actividad comercial para conseguir este fin.
Estas acciones tuvieron distintos impactos económicos, políticos y sociales, pues algunos países, principalmente de Latinoamérica, no poseen las herramientas económicas y políticas para enfrentar las tasas de informalidad y desempleo que se vieron incrementadas durante ese período.
Las exportaciones de la región cayeron un 37.1% según los datos de Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL); esta caída está ligada a una pérdida de empleos que difícilmente se recuperarán de forma autónoma, pues se estima una pérdida aproximada de 34 millones, de acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT)
Otros países tuvieron efectos diferentes a los que se planteaban en un inicio, como fue el caso de cuatro países del bloque centroamericano (Guatemala, Costa Rica, Honduras y Nicaragua) donde se vio un incremento de las exportaciones durante 2020, derivado de dos factores importantes:
• El primero, está relacionado con el incremento de la demanda de insumos y complementos médicos principalmente para Costa Rica y Guatemala.
• El segundo, está ligado al peso que tiene el comercio intrarregional para estos países, el cual, a pesar de las medidas adoptadas por la pandemia no se vio afectado de manera significativa.
Otro factor determinante que permitió paliar los efectos de la pandemia fueron las remesas familiares, que según los datos del Banco de Guatemala (Banguat) y contrario a todo pronóstico se incrementaron en un 6% en promedio, comparadas con 2019.
Microeconomía
Si bien los resultados macroeconómicos son esperanzadores, es necesario conocer algunos efectos a nivel microeconómico. Para dar una idea de esta situación, basta con observar el comportamiento del Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE). Durante 2020 se vio una caída de este índice llegando a su punto más bajo en mayo, reportando 10.8 según el Banguat.
Este comportamiento comenzó a revertirse a partir de junio, sin embargo, el crecimiento ha sido lento. Dichos resultados pueden atribuirse a que la actividad económica del país depende en su mayoría del comercio al por mayor y menor, de acuerdo con el Producto Interno Bruto (PIB) por origen de producción.
Como se ha mencionado en anteriores ocasiones, es fundamental que tanto el Estado como el Sector Privado intensifiquen los esfuerzos para incentivar un incremento de empleos formales en el país. Los resultados anteriormente descritos refuerzan la idea de continuar con el proceso de integración económica de Centroamérica, principalmente en Guatemala, Honduras y El Salvador.
El comercio intrarregional para los países centroamericanos siempre ha representado un efecto contracíclico, lo cual sería una herramienta fundamental para la recuperación económica de la región. Seguidamente, es elemental generar un ambiente propicio para incentivar la inversión nacional y extranjera. En este caso, el respeto al estado de derecho y la certeza jurídica juegan un papel fundamental para brindar un clima de negocios favorable y propicio para el crecimiento económico.
Redoblar estos esfuerzos permitiría que, de manera progresiva, la oferta exportable del país vaya evolucionando de los commodities a productos y servicios con un mayor valor agregado. Lo que a su vez fomentaría más y mejores empleos que permitan ir disminuyendo la dependencia de las remesas familiares en el sustento de algunos hogares y, por ende, también disminuya la migración.
Si bien la situación actual es complicada, también presenta una oportunidad para guiar los esfuerzos económicos y sociales para resultar como una alternativa logística y productiva a nivel global.