Tras reconocerse que el 2016 no avanzó como se deseaba, para el presente año se vislumbran mejores escenarios.
[miptheme_dropcap style=»normal» color=»#222222″ background=»»]P[/miptheme_dropcap]ara el analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), Rodrigo Méndez, 2016 representó un año con menor desempeño económico nacional que 2015 debido a que la apreciación del tipo de cambio afectó al sector exportador, la proyección de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) disminuyó de 4.1% en 2015 a 3.7% en 2016, y porque la economía mundial no se recupera al ritmo esperado.
Pero 2017 es una oportunidad para revertir esa tendencia. Según Méndez, el gobierno trabajó durante un año con el sector productivo del país para establecer, definir y diseñar acciones económicas concretas que necesitan implementarse en 2017.
Algunas de estas se patentan en la Agenda Urbana GT, la Agenda Nacional de Competitividad, la Política Económica 2016-2021 del Ministerio de Economía y el Plan de la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica.
“No hemos tomado acciones desde hace muchos años para apoyar a la industria e impulsar la urbanizacion (…) Si se hacen bien las cosas, pueden haber mejoras en el gasto público e infraestructura”, explica Méndez.
Algunos de estos proyectos son los liderados por la Agencia Nacional de Alianzas para el Desarrollo de Infraestructura Económica (ANADIE) con resultados en el largo plazo, como una liberación parcial del presupuesto nacional y su reenfoque en temas sociales de atención inmediata.
Pero otras acciones de impacto en el corto plazo radican por ejemplo en brindar educación técnica vocacional para jóvenes en ciudades o territorios con alto potencial productivo en diferentes sectores económicos, con el fin de contar con mano de obra capacitada y así atraer más inversiones generadoras de empleo formal.
“Las acciones están enfocadas en fomentar Mipymes, y también deben prestar atención a las grandes empresas, que generan más empleos”, comenta el analista. Esto con el fin de enfocar dos de los principales problemas en Guatemala: el empleo informal y la economía de subsistencia hacia la generación de productos de mayor valor, que puedan competir en mercados internacionales e integrarse a cadenas de valor globales.
El análisis de Méndez coincide con el de otros expertos, así que las expectativas para 2017 son optimistas. Y aunque exista incertidumbre por temas externos, como la política migratoria de Estados Unidos, los escenarios no son alarmantes, sino motivan a actuar más rápidamente para integrar de mejor manera a los guatemaltecos en la economía nacional.