Por: Iris Ibeth Pérez
El enfoque esencial de esta novedosa herramienta estratégica de desarrollo, a presentarse en este mes de julio, es modernizar la estructura productiva mediante inversiones prioritarias y la introducción de nuevas tecnologías.
A Albert Einsten se le atribuye la frase “si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”, aseveración inobjetable no solo por su sentido común sino porque encierra la necesidad de evolucionar y progresar con nuevas herramientas, adaptándose a los tiempos actuales.
Ese ha sido, precisamente, el espíritu que prevaleció con la creación de una nueva política industrial que tiene como objetivo transformar la estructura productiva guatemalteca. De acuerdo con el contenido de la “Política Industrial basada en la Competitividad y la Innovación para Guatemala”, elaborada por la experta María Isabel Bonilla, con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo –BID- y el Ministerio de Economía, las prioridades del país estarán basadas en la creación de empleo, el aumento de la productividad y de tecnología, así como de una mejor urbanización.
Este modelo económico pretende dirigir los esfuerzos de Nación al sector industrial, pues “los retos son para todas aquellas actividades productivas que tengan el potencial de generar alto valor agregado a la industria”, comentó Bonilla.
Sergio de la Torre, Ministro de Economía, afirmó que estas herramientas deben apoyarse e impulsarse con toda energía porque deben ser parte de una estrategia económica nacional que por lo menos tome en cuenta cuatro políticas fundamentales: la monetaria, para favorecer la estabilidad macroeconómica; la de modernización institucional; la fiscal, que apoye a su vez a la monetaria, y una de eficiencia (desregulación e innovación) que, en conjunto, promueven el crecimiento y el desarrollo.
Y, en efecto, tal como se lee en el documento elaborado por Bonilla, se prevé “encarrilar” las actividades industriales para incorporar productores y proveedores nacionales a una base amplia que tenga también la capacidad de absorber tecnología y ser generadora de mayor productividad.
Hugo Maúl Figueroa, analista del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales –CIEN- , afirma que estas políticas tienen una visión amplia, pues elementos como la urbanización, el transporte público, la infraestructura de drenajes o los modelos de educación vocacional pueden tener un impacto valioso en el crecimiento industrial.
“Se requerirá un enfoque de descubrimiento para impulsar distintos sectores y mantener aquellos que tienen éxito, y dejar de apoyar a los sectores que no respondan de manera exitosa”, señaló Maúl, en referencia a que se busca la producción de servicios y productos cada vez más sofisticados y valiosos.
De hecho, Guatemala cuenta con encadenamientos en el sector agroindustrial, pero persiste el reto de buscar otros sectores que se involucren para hacerlos más sostenibles y así explotar el potencial existente en el país.
Bonilla considera que a largo plazo se requiere de una nueva institucionalidad en Guatemala, “que esté a cargo de liderar todas las acciones relacionadas con una política de desarrollo, que coordine todos los esfuerzos privados y públicos vinculados con la política”.
En otros países exitosos, con políticas similares, se crearon instancias coordinadoras. Maúl explica que eso ocurre, por ejemplo, en Chile, a través de Pro Chile, y en Japón, mediante el Ministerio de Industria. “Tiene que ser una instancia fuerte técnicamente, que se pueda financiar independientemente de los vaivenes políticos y que tenga la capacidad para poder coordinar los esfuerzos en tecnología, productividad y capacitación”, puntualizó Maúl.
A mediano plazo, la política también estipula revisar el marco de incentivos a la producción para que surjan nuevos sectores industriales y nuevas áreas urbanas e industriales.
La estrategia apuesta al surgimiento de nuevas ciudades, con proyectos industriales que puedan generar mejoras integrales. “Para eso requerimos repensar el tema de los incentivos; estamos hablando de incentivos focalizados en sectores que tengan un interés estratégico para el país”, explicó Maúl.
En la literatura ese fenómeno es llamado“escoger a los sectores ganadores”, porque una vez se elige un sector “ganador” la historia ha probado que es difícil después dejarlo de apoyar.
La propuesta considera que se pueda apoyar a los sectores que tengan una alta capacidad de generar valor agregado nacional, aumentar la productividad y que generen empleo. “Desde luego, son incentivos que deben estar sujetos a un proceso de revisión y medición de resultados”, señala Bonilla.
La ley de inversión y empleo, por ejemplo, es un instrumento más para promover la creación de oportunidades, aunque el tema en la actualidad se ha politizado” señaló Maúl.
Avances
Algunos esfuerzos que ya se han realizado para allanar el camino de la política, según De la Torre, es el paquete de leyes de competitividad presentadas al Congreso de la República, además de que se están desarrollando proyectos de inversión público-privadas en infraestructura.
Se piensa en implementar proyectos de infraestructura urbana. “Pensar en que la nueva ciudad necesita agua, luz, teléfono, zonificación industrial urbana, es una apuesta de país”, puntualizó De la Torre.
La nueva política industrial tiene la gran ventaja de que podrá generar empleo masivo, productivo y mejor pagado que el agrícola. “La ciudad capital no puede seguir creciendo como hasta ahora, no puede tener 10 millones de habitantes sin oportunidades; es necesario descentralizarse e irse, por ejemplo, a los puertos, y aprovechar las ventajas turísticas de Guatemala”, dijo Maúl.
Además, de forma integral la Comisión Nacional de Energía Eléctrica –CNEE- decidió, con la reducción y revisión de los precios de la electricidad y con la introducción de la nueva matriz energética, dar un soporte importante al desarrollo industrial porque eso es el principal insumo del sector.
De acuerdo con los expertos consultados, un país se desarrolla cuando se urbaniza, la gente se educa, tiene empleo y se desarrolla en un ambiente en el que existe una industria eficiente.
Acciones urgentes
A corto plazo, es urgente destinar recursos en el diagnóstico de las oportunidades que tiene el país. “Necesitamos conocer desde adentro al sector industrial e inteligencia de mercados para ver dónde están las oportunidades”, explica Bonilla.
La política, entonces, pretende desarrollar la productividad del sector, su capacidad para poder expandirse, ir al exterior, generar empleo, y eso incluye una serie de instrumentos específicamente diseñados para ese objeto.
Para De la Torre, es necesario “ser mucho más agresivos en atraer inversión extranjera y en determinar los lugares estratégicos más importantes en términos de inversión e infraestructura”.
Y es que mientras Guatemala duplica sus ingresos por persona cada 68 años, China lo ha estado haciendo cada 7 años. Ello está vinculado a la baja productividad de la economía guatemalteca, lo que se evidencia en muchos productos y servicios no sofisticados.
Maúl opina que, en ese sentido, se requiere planear, tener información y en Guatemala, “lamentablemente, no se tiene mucha información acerca de lo que requiere la industria”, comentó.
En la historia del mundo, los tres grandes pilares económicos de empleo, urbanización y productividad solamente se han alcanzado gracias al desarrollo de la industria manufacturera. Los últimos tiempos evidencian que en la medida en que se expande el sector industrial se alcanzan ese tipo de objetivos, teniendo claro que el sector industrial en el siglo XXI no es el mismo que hace dos siglos.
Las políticas de desarrollo productivo que se usaron en Latinoamérica y en Guatemala durante las décadas de los sesentas y setentas fueron políticas que generaron mayor cantidad de empleo formal, pero en los últimos treinta años han estado en declive.
Ahora se deben retomar políticas que van orientadas hacia fortalecer las capacidades de sectores específicos.
Los expertos consideran que para aumentar la generación de empleo formal se requiere de mayor industrialización. En Guatemala, la contribución del sector agrícola a la economía todavía es superior al 30%, cuando en los países desarrollados la agricultura ha dado paso a etapas más avanzadas como la agroindustria. En el Reino Unido, por ejemplo, el agro tradicional representa apenas el 1%.
Maúl comenta que esto puede lograrse con políticas que promueven la inversión, la generación de empleo, alianzas público-privadas para laboratorios, centros de investigación para producir tecnología y, por supuesto, que el Estado determine zonas específicas urbanas prioritarias para el desarrollo industrial.
Posteriormente se debe pensar en la exportación, pero la prioridad es fortalecer el mercado interno y con ello se optimiza el potencial, subraya Maúl. De acuerdo con este experto: “Hay que cambiar modelos tradicionales que no han dado resultados; lo que queremos son condiciones específica para el desarrollo del sector industrial”.
En síntesis, la nueva política industrial tiene el gran propósito de triplicar los ingresos de los guatemaltecos en los siguientes 35 años, pues, tal y como subraya Sergio de la Torre, la “única forma sostenible de disminuir la pobreza y mejorar las condiciones de salud y educación, es mediante un crecimiento económico facilitado por políticas modernas y acordes a los tiempos actuales”.
¿Por qué es importante el sector industrial?
- Es el principal generador de empleo formal y sus salarios son superiores al mínimo legal
- El que más contribuye al PIB, en el orden del 35%
- El que más exporta: alrededor del 46% del total
- El que más importa: alrededor del 43%
- El de más inversión nacional y el que más inversión extranjera directa capta
- Asegura el abastecimiento del mercado interno
- Diversifica la estructura de exportación
- El que más impuestos paga, alrededor del 33% del total recaudado por el Fisco
- El 85% de las industrias son pymes
- Cuenta con la mayor proporción de empleo femenino
- Un sector altamente competitivo, con la mejor industria de Mesoamérica
- Contribuye al crecimiento de los demás sectores de la economía ya que demanda determinados porcentajes, denominados coeficientes técnicos de producción, de productos originados en otros sectores.