El sector privado comparte el buen momento por el que pasa la industria manufacturera guatemalteca. Óscar Emilio Castillo, vicepresidente de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), admite que las perspectivas sobre el desempeño de este sector y de la economía en general, son positivas.
Según Castillo, en términos netos, la industria contribuye con alrededor del 25 por ciento del PIB y es uno de los sectores más dinámicos durante el presente año. “Como industriales estamos trabajando con optimismo en Guatemala pero lo que necesitamos es confianza, pues es la única manera de atraer más inversiones generadoras de empleo”, sostiene el vicepresidente de CIG.
Añade que el país ofrece muchas ventajas naturales para desarrollar aún más el sector industrial y otros sectores como minería, “pues el potencial es enorme”, pero insiste en que el Gobierno debe dar confianza y certeza jurídica, además seguridad ciudadana, pues son los principales factores que todo inversionista analiza al momento de abrir una empresa.
Pero eso no es todo. Castillo explica que no hay que perderse mucho para ver que otros puntos claves para mejorar la competitividad, no sólo de la industria manufacturera, sino de Guatemala como destino de inversiones, es la educación y capacitación del recurso humano, además de combatir la corrupción y el contrabando. “Se ha mejorado pero no es suficiente y tenemos que apostarle a más inversiones pues es la única manera de generar más oportunidades y disminuir los niveles de pobreza de nuestra población”, precisa el empresario.
“Lo que todos los guatemaltecos debemos entender es que entre más competitivos seamos seremos un país de primera, vamos a generar trabajo, que al final es lo que permite disminuir la pobreza”, reitera.
Paulo de León, analista de la firma Central American Intelligence Business (CABI), comparte el criterio del vicepresidente de CIG y destaca el desempeño que tienen sectores como el de la industria manufacturera, la agroindustria y el de bancos.
“Hay liderazgo en el sector productivo aunque no así en el consumo, que sigue siendo lento; sin embargo, las perspectivas son buenas”, destaca De León. En todo caso, sostiene que difícilmente el PIB alcanzará un crecimiento del cuatro por ciento durante el presente año. Sin embargo, considera que “es positivo el desempeño de todos los sectores, tomando en cuenta que el escenario internacional aún afronta dificultades”.
El académico prevé que este año el PIB cerrará con un crecimiento entre 3.3 y 3.4 por ciento, similar a las proyecciones del banco central. Cree que, por ahora, con la capacidad del país, el máximo que se pudiera aspirar a crecer es un cuatro por ciento. Para superar esos niveles el país tiene que atraer mucha más inversión, añade De León.