Deportista, profesional y empresario

Andrés Castillo es uno de los presidentes más jóvenes que ha tenido Cámara de Industria de Guatemala (CIG) en su historia. A sus 38 años, es un líder que sueña con un país en el que haya más oportunidades para todos. Además de presidir CIG, en el último año también ocupó la presidencia del Comité Coordinador de Asociaciones Agrícolas, Industriales y Financieras (Cacif), desde donde promovió una serie de políticas que permitan al país mejorar las condiciones para atraer inversiones y abrir más oportunidades de empleo.
Pero detrás de esa figura en CIG y en el CACIF, descansa un amplio archivo de historias como deportista, estudiante, empresario y como profesional. Castillo es abogado y notario egresado de la Universidad Francisco Marroquín (UFM) pero también posee una maestría en Derecho Internacional y Comparado, por la Universidad de Notre Dame (Londres, Inglaterra).
Además de los cargos en CIG y CACIF, es gerente jurídico de la empresa Inversiones Centroamericanas, firma que presta asesorías jurídicas a un amplio portafolio de empresas locales e internacionales, incluida Cervecería Centro Americana.

Amante de las motocicletas
Siendo el cuarto de cinco hermanos, desde niño y cuando apenas tenía seis años, Castillo se enamoró de las motocicletas y, a los once años, del motocross, una disciplina que le dejó muchas satisfacciones aunque también golpes debido a las caídas que sufrió. “Once años de motocross me enseñaron a perder y a ganar, pero lo más importante, a saber levantarme, sacudirme el polvo y llegar a la meta, siempre haciendo mi mejor esfuerzo”. Las primeras montadas en moto las recuerda en las calles de la zona 2 capitalina, en la finca El Zapote.
Este deporte le deparó satisfacciones y anécdotas que no olvida, incluyendo alegrías, frustraciones, tristezas, victorias, derrotas y caídas, en fin de todo lo que se compone la vida. “Me apasionaba, me sigue gustando, pero ahora ya estoy viejo y no lo practico”, sonríe.
Al narrar una de esas aventuras, recuerda que, en una competencia que participaba en 1989, en Retalhuleu, justo cuando lideraba la carrera y faltando media pista para llegar a la meta, la moto tuvo desperfectos mecánicos y se apagó, después de varios intentos por arrancarla, era evidente que no arrancaría. “Se me apagó cuando iba en primer lugar, sin embargo siguiendo las enseñanzas de mis padres de siempre hacer mi mejor esfuerzo, independientemente si uno gana o pierde, empujé la moto hasta la meta; aun así, terminé en el tercer puesto, a pesar del insoportable calor”, recuerda.
Por ahora, la pasión por el deporte no ha desaparecido en la piel de Castillo. “Es algo de mi vida; si no hago algo de deporte me siento raro”, afirma. Practica el tenis y va al gimnasio. A su criterio, cualquier deporte enseña esfuerzo, disciplina, perder y ganar; es un complemento de la vida.
Tras abandonar el motocross, finalizó sus estudios en la UFM y posteriormente viajó a Londres, donde obtuvo un posgrado en Derecho Internacional.
A su regreso empezó a buscar trabajo, evaluando diversas opciones profesionales hasta que terminó integrándose al departamento jurídico de Inversiones Centroamericanas, firma de cual es gerente jurídico y donde lleva 11 años de laborar.
Luego y, desde hace seis años, ha formado parte de la junta directiva de CIG, organización en la que ha ocupado los cargos de director, secretario y, desde julio de 2011, hasta este mes, como presidente.

De estirpe empresarial
Castillo pertenece a la cuarta generación de la familia Castillo, fundadora del Grupo de Cervecería Centro Americana, raíces que lo hacen sentirse orgulloso por ese éxito de sus antepasados. Hace suyo el eslogan “Creemos, Confiamos e Invertimos en Guatemala”. “Creo que es un slogan que ha pegado fuerte y se le ha hecho honor porque la empresa lleva más de 125 años creyendo, confiando e invirtiendo en Guatemala”, agrega.
Hoy, después de más de un siglo, este conglomerado no sólo es reconocido como uno de los más exitosos y ejemplo para el país, sino que, además, ha traspasado fronteras con inversiones en otros mercados. La unión y permanencia de la empresa, según él, se deben a la permanencia en el tiempo de los valores y principios forjados por la primera generación Castillo Córdova. “Hay estadísticas que mencionan que las empresas familiares no sobreviven de la tercera generación, y nosotros vamos por la sexta”.
Castillo recibió el apoyo de su familia y de la empresa para integrar la junta directiva de CIG y del CACIF, “Yo tuve el apoyo del grupo y de mi familia; me dijeron que era importante participar, de aportar al país”.

De regreso a la vida privada
Este mes, Castillo deja la presidencia de CIG aunque seguirá ligado a la institución como director “exoficio” pero retomará con más tiempo sus actividades profesionales. Por el momento descarta participar, en algún puesto público. “No me veo como funcionario en el futuro, por el momento no me llama la atención pero sí creo que seguiré trabajando por Guatemala, uniendo esfuerzos para lograr un mejor país”.
“Hay estadísticas que dicen que las empresas familiares no pasan de la tercera generación, y nosotros vamos por la sexta”.

 

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