Angelo Teló, italiano de nacimiento, lleva más de 14 años de residir en Guatemala y es presidente de la Gremial de Industrias de la Metalurgia, adscrita a Cámara de Industria de Guatemala. A continuación, hace un análisis de la competitividad y de los retos que Guatemala enfrenta en el entorno mundial.
POR HERNÁN GUERRA
INDUSTRIA Y NEGOCIOS
¿Cómo analiza la competitividad del país?
El país está consciente de los retos que se afrontan para atraer inversiones y generar más fuentes de trabajo, obviamente apoyando iniciativas que vayan en esa dirección, junto al Gobierno. Hoy, por ejemplo, hay países que tienen condiciones distintas a las de los países de Centroamérica, especialmente en cuanto a logística, tema donde aquí tenemos mucho por hacer, especialmente Guatemala, que quiere ser líder en exportaciones. La tendencia en los costos de fletes van en aumento, como todo, por eso tiene que ser un tema que se debe afrontar rápidamente. Cámara de Industria lo tiene claro pero obviamente ahí entra la parte política que no camina a la misma velocidad. Este esfuerzo por mejorar la competitividad debe ser en conjunto con el resto de países del área.
¿Qué tan elevados son los costos de transporte terrestre en la región respecto de otros países?
Nuestras vías permiten un tránsito a cualquier país centroamericano a una velocidad de entre 15 y 20 kilómetros por hora y eso no puede ser. Cómo vamos a competir con países en los que la velocidad del transporte viaja a 70 u 80 kilómetros por hora, o más; en tren, no digamos, es más rápido. Recién, en Italia se inauguró un tren de pasajeros que viaja a 400 kilómetros por hora, por citar un ejemplo.
¿Y localmente qué problemas tiene la infraestructura vial?
Para empezar, urge una red vial o anillo periférico que permita excluir a la capital y otras poblaciones cercanas del tránsito pesado; las prohibiciones al transporte en horarios pico es otro castigo a la industria. Los costos de la electricidad es otro factor que nos resta competitividad. Dependiendo de los sectores, a algunos afecta más que a otros. En algunas actividades donde el consumo de energía es alto, típico en la metalúrgica, el precio de la energía hace una gran diferencia en relación a otros países, donde cuesta la mitad, o menos.
¿Le parece bien el esfuerzo que hace el Gobierno con el diseño de una política energética de largo plazo?
Yo sé que se está haciendo mucho en este tema pero en el costo de la energía aún no se ve una significativa reducción que pueda favorecer el desarrollo industrial. En el acero el costo de la electricidad representa hasta el 50 por ciento del total, dependiendo si es para una fundidora o transformadora.Los esfuerzos van en el sentido correcto. El problema es que hay contrariedad en ciertos sectores de la sociedad y eso no contribuye al desarrollo. En el mundo no existe un país que haya podido desarrollarse sin energía; si alguien conoce alguno que se haya desarrollado sin energía, que me lo diga porque yo no lo conozco. Brasil pudo sacar a 50 millones de personas de la pobreza al llevar electricidad a muchas comunidades donde ahora hay industrias y empleo. Esos son ejemplos que debemos imitar y eso demuestra que donde hay energía, llega la industria.
Estos esfuerzos, según usted, aunque son positivos, caminan muy despacio…
No hay tiempo para decir ‘lo voy a hacer mañana’. Lo que hay que hacer hoy, hay que hacerlo ya debido a que el mundo está galopando. Hoy, China produce la mitad del acero que consume el mundo y crece a un ritmo del nueve y 10 por ciento al año. Entonces, países como Guatemala que, según estadísticas oficiales, en 20 años tendrá 22 millones de personas, significa que la población joven de entre 13 y 20 años, será de 20 millones. Este es un patrimonio tremendamente alto, una riqueza envidiable pero hay que prepararla, invirtiendo en educación y ofrecerles un trabajo.
¿Es un reto de muchos Gobiernos?
Claro y por eso se necesita continuidad en la matriz política. Cámara de Industria de Guatemala tiene una continuidad, no hay problema, siempre la va a tener, va en el sentido correcto. La organización del Guatemala Investment Summit es una gran iniciativa pero a nivel de Gobierno necesitamos políticas de largo plazo. Hay que pensar en el largo plazo, en 20 años, mínimo. Si se es cortoplacista no se puede vivir mejor; se puede solo improvisar. Esa visión de largo plazo será mejor si es común entre todos los países centroamericanos.
En infraestructura
¿qué es lo que más urge?
Centroamérica necesita una autopista que vaya desde Ciudad Hidalgo (México) hasta Colombia y mejor si se construye un ferrocarril con el mismo recorrido. Guatemala está pensando en un canal seco, un reto fuerte que obviamente tiene sentido si a su alrededor crece la industria. Pero se necesitan bases sólidas, seguridad de costos, energía; todo va amarrado. Insisto, no diseñemos políticas cortoplacistas, hagamos planes de largo plazo.
¿Estas políticas que requiere la inversión implican certeza jurídica, reglas claras y estables y seguridad ciudadana?
Así es, ningún empresario puede venir por dos años, buscan estabilidad para mantenerse por no menos de 20 años. Estamos gastando muchísimos recursos en seguridad ciudadana, costos que se trasladan al consumidor final pero a veces eso no es posible y entonces se pierde competitividad. Si las reglas se cambian, ningún empresario vendrá a arriesgar, y por ese motivo, Guatemala se tiene que presentar como un país fuerte, dinámico, con fundamentos sólidos, incluyendo estabilidad macroeconómica. En este punto se debe tener cuidado con el endeudamiento público pues si sigue al alza, las condiciones pueden deteriorarse. Está bien endeudarse para inversiones pero no para gastar. El ejemplo lo vemos en muchos países que atraviesan crisis que se han derivado de un excesivo endeudamiento público. Entonces, también hay que tener bajo control todos los índices económicos, factores igual de claves para atraer inversiones.