Un reciente informe de este organismo insta a los Gobiernos a generar condiciones para que se abran más fuentes de trabajo formales pues es la única manera de prosperar.
Los empleos son la piedra angular del desarrollo y sus beneficios van mucho más allá de los simples ingresos. Son fundamentales para reducir la pobreza, hacer que las ciudades funcionen y proporciona a los jóvenes opciones de participación social, señala un nuevo informe del Banco Mundial.
El informe revela que la pobreza disminuye a medida que las personas encuentran trabajos que les ayudan a superar las dificultades y que las mujeres trabajadoras, empoderadas por los empleos, invierten más en sus hijos. La eficiencia aumenta en la medida en que los trabajadores mejoran sus habilidades, aparecen más trabajos productivos y desaparecen los menos provechosos. Por último, las sociedades florecen cuando los empleos promueven la diversidad y proporcionan alternativas a los conflictos.
“Un buen empleo puede cambiar la vida de una persona, y cuando los puestos de trabajo son adecuados, pueden transformar sociedades completas. Los Gobiernos deben poner este tema en primer plano para promover la prosperidad y luchar contra la pobreza”, sostuvo el presidente del Grupo del Banco Mundial, Jim Yong Kim. “Es fundamental que los Gobiernos trabajen con el sector privado, el cual da cuenta del 90 por ciento de todos los puestos de trabajo, por lo tanto, tenemos que encontrar la mejor manera de ayudar a las empresas y fincas pequeñas a crecer”, añadió Kim.
El estudio destaca que los empleos que tienen el mayor beneficio para el desarrollo son aquellos que aumentan los ingresos, hacen funcionar mejor las ciudades, conectan a la economía con los mercados mundiales, protegen el medioambiente y le dan a la gente espacios de participación en su sociedad.
La crisis económica mundial y otros sucesos recientes han puesto el tema del empleo en el centro del diálogo sobre el desarrollo. Los autores del informe y que procesaron más de 800 encuestas y censos para arribar a sus conclusiones, estiman que a nivel mundial hay más de tres mil millones de personas con empleos, pero casi la mitad se desempeña en labores agrícolas, pequeñas empresas familiares o como jornaleros estacionales, con muy pocas redes de protección o en ocasiones sin ellas, y con bajos salarios.
“El desafío en el segmento juvenil es por sí solo impactante. Más de 620 millones de jóvenes no trabajan ni estudian. Solo para mantener las tasas laborales estables, la cantidad de empleos a nivel mundial tendría que aumentar en unos 600 millones durante los próximos 15 años”, sostuvo Martin Rama, director del informe.
Pero en muchos países en desarrollo –donde predomina el trabajo agrícola y por cuenta propia y donde, en el mejor de los casos, las redes de seguridad son modestas– las tasas de desempleo suelen ser bajas. En esos sitios, la mayoría de los pobres trabaja largas jornadas, pero el ingreso igual no alcanza para llegar a fin de mes. Además, la violación de los derechos básicos es común.
Las claves para generar empleo
Según el informe, para generar más y mejores fuentes de trabajo, los Gobiernos deben trabajar en tres etapas:
Bases sólidas que incluyen estabilidad macroeconómica, un entorno propicio para hacer negocios, capital humano y Estado de Derecho.
Las políticas laborales no deben convertirse en obstáculo para la creación de puestos de trabajo; además, deben permitir la participación y brindar protección social a los más vulnerables.
En tercer lugar, los Gobiernos deben identificar los empleos que más ayudan al desarrollo, dado el contexto específico del país y remover o compensar las barreras a la creación de este tipo de empleos por parte del sector privado.