Un proceso de equipamiento y entrenamiento de personal adecuado para enfrentar emergencias puede develarnos secretos que harán una industria más segura.
POR LUIS ARTURO ASSARDO
Gerente de Operaciones ACP, Asesoría y Capacitación
Seguridad en caso de emergencia, una temática que en Guatemala encierra muchos secretos que nos pueden proveer las herramientas para contrarrestar las condiciones de una falsa seguridad. Aquí mencionamos algunas soluciones.En nuestro país podemos identificar dos escenarios entre los que se preocupan. Primero, hay instalaciones industriales con el equipo necesario para detectar y atender una emergencia, según las normativas aplicables. En el otro, hay personal entrenado y con los conocimientos adecuados. ¿Qué de malo hay en esto? Al momento de una emergencia todos saben que hay equipos, todos saben sobre la emergencia, todos dicen qué hacer, pero nadie hace nada. Esto es lo más común.
Cuando se mezclan las normativas de seguridad en caso de emergencia y el entrenamiento empírico que nos proveen algunos instructores locales se genera una condición de riesgo: la falsa seguridad. Psicológicamente todos se sienten preparados pero durante una emergencia no saben cómo actuar. Por ello, lo más importante es que en base a un sistema se identifiquen las necesidades, se forme un equipo de respuesta y se trabaje en el desarrollo de procesos, antes, durante y después de una la alarma. Cada quien debe saber qué, cómo, cuándo, dónde y por qué hacer lo que le toca.
Los centros de trabajo que cuentan con una brigada de emergencia han recibido entrenamiento en áreas de seguridad, asistencia pre hospitalaria, incendios, rescate y evacuación. Pero nos topamos con que eventualmente el entrenamiento está diseñado por y para bomberos, lo cual nos provee lineamientos no adecuados para ciudadanos. Aquí, nuevamente, debemos identificar que los participantes de las capacitaciones no son bomberos, ni trabajaran como bomberos. Son ciudadanos y, por ende, la capacitación debe ser diseñada para ellos. Y aún es distinto cuando nos referimos a brigadas de bomberos industriales, ya que deben cumplir normativas distintas a las de los bomberos de ciudad, de aeropuertos y de casos forestales.
Entre todos los programas de formación para ciudadanos que enfrentan una emergencia, los más preparados son los japoneses. Durante el desastre que han sufrido desde el 11 de marzo, se puede identificar que sí es posible afrontar un incidente mayor y salir bien librado. La industria japonesa está preparada y lo hizo notar. La diferencia radica en dos factores: sus programas de formación son diseñados específicamente para escolares, trabajadores, oficinistas, etcétera. Y el entrenamiento que reciben se basa en el trabajo en equipo.
Un programa de formación para la industria debe contener, como mínimo, conocimientos teóricos y prácticos en control de la seguridad, asistencia pre hospitalaria, incendios, rescate y evacuación. Además debe incluir cursos específicos sobre el sector de la industria y las condiciones geográficas en que se encuentra. La capacitación debe estar enfocada en el desarrollo de habilidades y competencias, por ende, es mucho más práctica.
El trabajo en equipo en la formación de brigadas o personal capacitado es la base de todo. Desde la misma formación se crean grupos de tarea multidisciplinarios que pueden atender cualquier eventualidad. El éxito de la atención se puede medir por su capacidad de organizarse. Un líder de equipo, un encargado de la seguridad del personal, un encargado de logística y rescatistas, son las funciones que deben distribuirse entre el personal al momento de un incidente. Con cinco o seis personas es suficiente para atender una emergencia local. Una situación mayor implica el uso de varios grupos de tarea, lo cual permite un mayor control sobre la situación.
Todo esto es verificable, basta con realizar un simulacro y ver la capacidad de organización. Solo con observar el comportamiento de los trabajadores podemos identificar si tenemos una falsa seguridad.La capacitación de equipos para atender emergencias es distinta a la que reciben cuerpos bomberiles.