Ene-11 Como la vida misma

Al paso que vamos, se eliminarán todos los crucifijos y no se celebrará la Navidad para “no herir la sensibilidad” de los indígenas y las otras religiones, pues ya muchos no muestran ningún respeto por la nuestra.

Hace tiempo me compré un comedero para pájaros. Lo colgué en el porche de mi jardín y lo llené de granos y semillas. Era, en verdad, un bonito comedero y era un espectáculo ver a los pajaritos de cerca. Al cabo de una semana eran ya centenares los pájaros que se aprovechaban del aprovisionamiento constante de comida gratuita y disponible sin ninguna dificultad. Luego los pájaros empezaron a hacer sus nidos bajo el porche, en la hiedra y falsa uva, cerca de la barbacoa, e incluso sobre la mesa.

A continuación vino la caca. Estaba por todas partes. Sobre las baldosas del porche, sobre las sillas, sobre la mesa… ¡en todo! Después, algunos pájaros empezaron a ser agresivos. Se lanzaban sobre mí e intentaban picotearme a pesar de ser yo quien los alimentaba pagando de mi bolsillo.

Otros eran ruidosos y prepotentes, se apalancaban sobre el comedero piando y trinando a todas horas, noche y día, para recordarme que rellenara el comedero si la comida escaseaba. Al cabo de cierto tiempo no conseguía ni siquiera poder sentarme en mi propio porche. Por lo que decidí quitar el bonito comedero y en tres días los pájaros desaparecieron de mi jardín. Hice limpieza y puse todo en orden, eliminando incluso todos los nidos del porche. Muy pronto mi porche volvió a ser aquello que siempre había sido: un lugar tranquilo y sereno, sin ningún alborotador reclamando “el derecho a comida gratis”.

Ahora, reflexionemos: Nosotros trabajamos duro y pagamos “casi” todos los impuestos y hacemos sacrificios para tener un sistema con derechos y ventajas sociales: sanidad pública de calidad, escuelas gratuitas de primera, seguridad e infraestructura. Por otro lado, pedimos facilidades económicas para los menos favorecidos, viviendas populares a precios muy bajos y prosperidad para el guatemalteco trabajador pero no manejados por el Gobierno.

Luego llega Cohesión Social y disfraza una gran campaña política como ayuda a centenares de miles, que gozan de las mismas ventajas que debiera tener un chapín que paga impuesto y trabaja. Para pagar estos mayores gastos nosotros debemos pagar más impuestos. Las viviendas populares son ocupadas por los “elegidos” y nadie paga su alquiler.

Si tienes que ir a un servicio de urgencias de hospital, ya sea el IGSS o el nacional, debes esperar horas para ser atendido porque dichos servicios están invadidos por los que no pagan nada. Nuestros hijos ya no pueden asistir a la escuela de párvulos pues es “rico” y, además, la educación es una basura. Esto, si no tiene problemas a la hora de comer y por supuesto ya es imposible hasta rezar porque todo estará condicionado por absurdas imposiciones. Al paso que vamos, se eliminarán todos los crucifijos y no se celebrará la Navidad para “no herir la sensibilidad” de los indígenas y las otras religiones, pues ya muchos no muestran ningún respeto por la nuestra.

La criminalidad crece, la gente débil y común (nosotros), en un 75 por ciento de los casos, es obra del 10 por ciento de la población (los malos), mientras que las cárceles están tan llenas que los delincuentes, con la inestimable ayuda de una justicia perezosa e ineficaz, son puestos en circulación casi enseguida, por lo que recomienzan de nuevo a hacer robos y asaltos.

Y si se busca y promueve la forma de frenar esta calamidad he aquí que se alzan las voces de protesta de muchos imbéciles que gritan contra la violación de los derechos civiles (de los “otros”, porque nuestros derechos les importan un bledo a esos mismos imbéciles). Todo va de mal en peor y no vemos salida con este pésimo Gobierno ni con nada que venga el año entrante.

Es sólo mi opinión, pero quizás haya llegado el momento para nuestro Gobierno (o nosotros como sociedad) de quitar el comedero de pájaros y hacer limpieza.

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