Actualmente, los resultados de las pruebas de rendimiento demuestran que los alumnos tienen serias deficiencias en áreas como matemáticas, comunicación y lenguaje.
Por: Verónica Spross de Rivera
Aunque es valioso el reconocimiento de la multiculturalidad y el respeto desde y hacia todos los ciudadanos, es de resaltar que éste es solamente uno de los diversos elementos que contribuyen a la generación de un clima propicio al aprendizaje en la escuela. Para mejorar la calidad educativa es necesario trabajar en varios campos a la vez, incluyendo el fortalecimiento de las capacidades de los maestros para lograr mejores resultados en su desempeño en el aula, enfocarse principalmente en el aprendizaje de sus alumnos, así como asegurar un currículo adecuado a las necesidades del mundo globalizado e intercomunicado.
Actualmente, los resultados de las pruebas de rendimiento demuestran que los alumnos tienen serias deficiencias en áreas como matemáticas, comunicación y lenguaje. De los jóvenes que se gradúan de diversificado, sólo cerca de un 10 por ciento alcanza la excelencia o el nivel de logro esperado en matemáticas y lenguaje. Esto se hace evidente cuando los departamentos de recursos humanos están buscando reclutar talento para las empresas. Por ello, es indispensable que se ponga atención en la reforma y mejoramiento del sistema educativo nacional.
Recién, el Ministerio de Educación lanzó el programa Educación para la Paz y Vida Plena y que tiene como fundamento el estudio y análisis de las causas y consecuencias históricas de la violencia en Guatemala. Desde este contexto, las principales manifestaciones actuales son las secuelas del genocidio y etnocidio, el racismo, la discriminación, la exclusión, el feminicidio, la deficiente aplicación de la justicia y la impunidad, la violencia hacia la niñez y la juventud, el irrespeto a los derechos humanos y a la madre naturaleza. Se visualiza la construcción participativa de un nuevo paradigma desde todos los involucrados en el proceso educativo. Esto significaría la base para un nuevo relacionamiento político-social entre diversas culturas y pueblos del país, así como con el entorno natural, basado en el diálogo, la tolerancia y el respeto mutuo. El objetivo general del programa fue planteado en involucrar, de forma permanente, a los miembros de la comunidad educativa en el proceso de reflexión y análisis, desde su cultura, de las estrategias pedagógicas de la formación del ser humano integral. Se parte de los conocimientos y saberes ancestrales y contemporáneos de los pueblos que coexisten en el país, mediante una metodología de investigación-acción participativa.
Entre los resultados esperados están: a) Política pública diseñada, elaborada y validada participativamente; b) Docentes que utilizan la metodología; c) Articulación de redes estudiantiles regionales y nacionales que fomenten la Educación para la Paz y Vida Plena.
En 2010 se completaría la elaboración participativa de la política; en 2011, se implementaría y, de 2012 a 2020, quedaría institucionalizada. El programa, que en su primera etapa tendría una duración de 22 meses, cubrirá 18 municipios de los departamentos de Guatemala, Chimaltenango, San Marcos, Jalapa, Izabal y Chiquimula. Se aplicará en establecimientos oficiales, urbanos y rurales de primaria y diversificado.
Aunque el programa puede contribuir a mejorar el conocimiento intercultural y el fortalecimiento de la cultura de participación en las escuelas, es necesario ir mucho más allá para lograr mejorar la calidad educativa.
Para ser exitosos y apuntalar la calidad educativa, nos hace falta trabajar los sectores de la mano en una estrategia nacional de país, que no cambie Gobierno con Gobierno. Los niños y jóvenes deben lograr, durante su formación, las competencias para la vida y para el trabajo. El segundo elemento no aparece mencionado en el programa, aun cuando es fundamental para que los jóvenes alcancen una vida plena. Asimismo, es necesario enfatizar la incorporación, en el proceso de enseñanza-aprendizaje, de la tecnología, del idioma inglés y de ciertas habilidades como trabajo en equipo y capacidad de adaptación al cambio. En resumen, además de respeto intercultural, se necesita un enfoque más amplio para lograr la calidad educativa en las aulas.
“Para ser exitosos (…) nos hace falta trabajar los sectores de la mano en una estrategia nacional de país, que no cambie Gobierno con Gobierno”.