Jun-10 “La inseguridad es el talón de Aquiles del Gobierno y la espada de Damocles de la sociedad”

José Raúl González Merlo, director del área económica del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, explica que la recuperación económica empezó desde el año pasado. Sin embargo, critica al Gobierno por el alto índice de inseguridad y por no promover políticas que estimulen un crecimiento más dinámico.

¿Qué análisis puede hacer de los primeros meses del presente año? ¿Se puede palpar ya una recuperación de la economía del país?
Efectivamente, la recuperación venía desde finales del año pasado. Nosotros (el país), creo yo, tocamos fondo ahí por abril o mayo de 2009 y, luego, la curva de crecimiento comenzó a ser menos negativa y después se volvió más positiva. Entonces hay una tendencia al crecimiento en el primer trimestre de 2010 comparado con el mismo período del año pasado, que fue un desastre.
¿Pero ese mejor comportamiento de la actividad productiva aún no se marca en la cartera de créditos bancarios al sector privado? ¿Por qué?
Si, el crédito bancario al sector privado aún se mantiene en tasa cero de crecimiento aunque quizá ya dejó de ser negativa. Eso es reflejo de que la recuperación aún es incipiente, no está cimentada en bases sólidas pues las empresas no están invirtiendo, no están solicitando recursos bancarios. Sin embargo, por eso no hay que bajar la guardia, hay que seguir estimulando el crecimiento económico; lo pero que podemos hacer es no hacer nada en el tema de inseguridad ciudadana por el lado gubernamental o querer aumentar tasas de impuestos en estos momentos.
¿Esa incipiente recuperación de la que usted habla ya se traduce en más ingresos fiscales?
La recaudación fiscal va mejorando. En el primer trimestre vimos un aumento del ocho por ciento en comparación con el mismo trimestre de 2009. El Índice Mensual de la Actividad Económica (IMAE) también tiene un comportamiento positivo, al igual que las importaciones. A nivel interno, vemos un incremento en el consumo de todos los productos, lo cual nos confirma que la economía está en vías de recuperación pero como cité anteriormente, aún es incipiente. En diciembre casi se recuperó la recaudación fiscal en casi todo lo que se había perdido en el resto del año, que es lo más sano de aumentar los ingresos pues así el Gobierno no está causando un daño, sino al contrario, se convierte en un jugador en todo este dinamismo generador de empleo, de inversión y de riqueza. Como resultado de ese mejor escenario, el Fondo Monetario Internacional revisó al alza la proyección de crecimiento económico del país a 2.6 por ciento, de 2.4 por ciento.
¿Es un buen motivo para hacer a un lado las intenciones oficiales de aumentar los impuestos?
Por supuesto. El Gobierno debería de abandonar todas esas intenciones de enrarecer el ambiente económico con aumento de impuestos; más bien, debería de ver cómo hace para que la economía crezca más rápido y no cómo hace para recaudar más de la poca riqueza que se produce.
¿Esa recuperación cree que se inicia debido a que las percepciones son menos pesimistas de lo que se percibía en 2009?
Es, en buena medida, porque las percepciones de las personas están cambiando, pero no cambiaron ahorita, es una tendencia desde mediados del año pasado de que la cosa se va poniendo menos mal. Por consiguiente, si las personas tienen una percepción más positiva del futuro ayuda a tomar decisiones de inversión y de consumo.
¿Qué sector productivo se muestra más dinámico?
El sector de bebidas ha estado creciendo alrededor de doble dígito, aunque claro, después de haber caído doble dígito el año pasado. Pero lo importante no es tanto el porcentaje de crecimiento sino la tendencia positiva, lo cual es una buena noticia para todos en general.
¿Qué puede hacer el Gobierno para contribuir a que ese crecimiento sea mucho más dinámico?
A nivel gubernamental hay mucho que se puede hacer. Primero, es eliminar esa constante incertidumbre de amenaza con aumentar los impuestos pues eso inhibe la inversión, inhibe el consumo; la gente no sabe si va a estar pagando, cinco, seis, siete u ocho por ciento más de Impuesto Sobre la Renta. El Gobierno mete reformas, cambia reformas; estamos en un ambiente de constante retórica en contra del sector privado, lo cual enrarece el ambiente de inversión. Y el otro tema importante es mejorar los aspectos de inseguridad, que es el talón de Aquiles del Gobierno y la espada de Damocles de la sociedad debido a que está viviendo constantemente sobre una presión de criminalidad insoportable.
¿Cuánta inversión se deja de hacer por tanta inseguridad? ¿Cuántas fuentes de empleo se pudieran generar en un ambiente distinto?
Es imposible medir porque uno no se puede cuantificar porque no se conocen todos los casos, tal vez sea más evidente los negocios que cierran pero los que no abrieron no se ven. Y, ciertamente hay un montón de negocios que no abren por inseguridad y otro montón que cierra por lo mismo. Por eso hago énfasis que la función del Gobierno es fundamental en todo este proceso de recuperación económica, es una función que tiene que ver con cuestiones más básicas y su única razón legítima es proveer de seguridad a sus ciudadanos. Si esa función no la puede realizar, es imposible pensar que uno necesite tener un Gobierno; para qué, si no es para que lo proteja a uno de la criminalidad. De ahí en adelante, si no puede darnos seguridad, todas las demás funciones son absolutamente irrelevantes.
¿Por qué será que quienes gobiernan saben lo que deben hacer para generar más empleo, inversión, etcétera, pero hacen otras cosas?
Yo no creo que sepamos qué hacer, ese es el problema. Unos creen que hay que hacer una cosa, por ejemplo tener un Estado más grande, más asistencialista, una carga tributaria más alta, repartir el dinero entre sus allegados políticos, allegados familiares, entre los diputados, utilizar el presupuesto como una piñata y repartirlo entre la comisión de finanzas del Congreso y el resto de amigos, parientes, compadres y diputados. Otros creen que los fondos públicos son para irse de viaje a Brasil. Hay un montón de gente que, en realidad, sabe lo que tiene que hacer pero para ellos en lo personal, utilizando fondos que no les pertenecen. Yo creo que esa no es la vía, la vía es tener un Estado que sea un contribuyente a fin de crear un ambiente de estabilidad, seguridad y con certeza jurídica. Una vez creado ese ambiente, lo demás viene por añadidura: las empresas florecerán, crearán empleo, habrá salarios, habrá forma de gastar dinero y habrá prosperidad. Lamentablemente no hay un consenso, especialmente entre la clase política, que únicamente llega a enriquecerse.

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