Pablo Rodas Martini, economista jefe del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), estuvo recientemente en Guatemala en la sede de Fundesa, donde presentó a empresarios, las expectativas económicas de la región luego de la crisis mundial. También expuso a Industria & Negocios, su perspectiva fiscal sobre Guatemala.
¿Cuánto tardará en llegar la recuperación económica en Guatemala?
Dependerá del tiempo que lleve la recuperación económica en Estados Unidos. Recordemos que el empleo, que aporta alrededor del 70 por ciento del Producto Interno Bruto en ese país, sigue por lo suelos, principalmente entre los hispanos.
El gobierno de Álvaro Colom está promoviendo una reforma fiscal debido a la caída de los ingresos en 2009 y en un contexto productivo difícil. ¿Cree que este sea el momento para esos cambios?
El momento ideal para promover una reforma tributaria es cuando la economía está en bonanza, aunque entonces el sector privado puede decir que no, porque se va a frenar el “boom”. Pero, definitivamente, es mejor que impulsarla en momentos de vacas flacas. Recordemos que en 2009 la recaudación tributaria cayó en todos los países de la región y del mundo. En algunos casos fue mucho más fuerte como en El Salvador. En Guatemala vemos que la carga tributaria ha perdido casi dos puntos porcentuales del PIB en menos de dos años, lo cual es dramático porque recuperar sólo medio punto es tremendamente difícil y desgastante.
¿Pero a más de la mitad del período del actual Gobierno, es oportuno insistir en una reforma fiscal?
Lo ideal es hacerla en el primer año de Gobierno, como lo piensa hacer el nuevo presidente de Honduras y seguramente lo hará Costa Rica y Panamá, porque es cuando se puede generar una reforma amplia. En El Salvador también se aprobó en el primer año de gestión de Mauricio Funes que, aunque moderada, se hizo y representó ingresos adicionales para el fisco de alrededor de 0.7 puntos porcentuales del PIB. En el caso de Guatemala, creería que aún hay cierta oportunidad de algún esfuerzo pero no para una reforma integral pues el tiempo ha pasado; a estas alturas resulta más complejo, máxime con un Congreso donde la bancada oficial apenas cuenta con 30 diputados de 158. Lamentablemente una reforma fiscal más completa se va a lograr hasta en una próxima gestión de Gobierno.
Muchos expertos le han recomendado al Gobierno que recorte el gasto pero hasta el momento (uno de marzo), no lo ha manifestado. ¿Es riesgoso que tenga un presupuesto tan desfinanciado para este año tomando en cuenta la contracción de los ingresos fiscales?
En todo el mundo, durante 2009, se generaron presupuestos desfinanciados, Guatemala no fue la excepción e, incluso, se quedó corto, comparado con otros países del área. Hay algunos países que cerraron 2009 con déficit fiscales de dos dígitos como en Europa y el mismo Estados Unidos. El Salvador tuvo un déficit del 5,5 por ciento respecto del PIB. De ahí la exigencia de una reactivación económica pero obviamente no hay reactivación gratis, cualquier plan en esta dirección exige recursos.
¿Por cuánto tiempo se puede mantener un déficit fiscal relativamente alto? ¿Cuánto más se puede seguir endeudando el país?
Obviamente esto no es sostenible en el largo plazo. Podemos tener otro año de déficit fiscal de tres o cuatro por ciento, pero llegará un momento en que será insostenible.
En Guatemala a veces se incurre en el error de comparar sólo la deuda pública externa respecto de PIB y, ciertamente, este indicador nos dice que el país cuenta con una las relaciones más bajas de deuda versus el PIB pues alcanza un 23 ó 24 por ciento, mientras que El Salvador, por citar un ejemplo, tiene una deuda de un 48 por ciento. Lo que más nos debe preocupar es cuánto representa el servicio de la deuda como porcentaje de la tributación o, en todo caso, del gasto público. Y, en ese sentido, el servicio de la deuda de Guatemala ya representa cerca del 10 por ciento que, no obstante, sigue siendo ligeramente menor a la del resto de países de la región pero ya no tanto; casi estamos en nivele similares.
¿Debería hacer el actual Gobierno para salir adelante ante un escenario fiscal complicado?
El desafío es encontrar un balance y ver cómo llega a aumentar la carga tributaria en 0.5 ó 0.6 puntos porcentuales del PIB en este año o en el otro, algo que sería más que suficiente. Sí veo difícil que se logre alcanzar una carga tributaria del 12 por ciento que había hace dos años, lamentablemente porque el tiempo ha corrido ya para este Gobierno.
En todo caso, ¿usted sostiene que Guatemala necesita una reforma? ¿A caso los niveles de transparencia y de evasión no son igual de relevantes en los que se debe trabajar para luego exigir más aporte fiscal?
Sin duda alguna Guatemala necesita subir su nivel de ingresos pues está muy por debajo de los parámetros internacionales. Pero esa reforma fiscal debe también implicar eficiencia y transparencia en el gasto público porque de todos es sabido que en los países de Centroamérica los niveles de corrupción aún son considerables. De tal manera que al exigir una tributación mayor también hay que cuidar por una transparencia más acentuada.
Por último, ¿Qué relación cree que tienen los índices de violencia en relación a los niveles de pobreza de un país? ¿Tienen correlación?
Muchas veces se correlaciona, de manera muy simple, el tema de la pobreza y se dice que debido a este indicador hay grandes niveles de violencia; no estoy diciendo que no haya una correlación pero creo que hay que hacer un análisis más fino. Por ejemplo, Nicaragua, uno de los países con los más altos niveles de pobreza de la región pero que, a la vez, tiene una de las tasas de violencia más bajas, por lo que es oportuno tomar en cuenta otras consideraciones y estar convencidos de que se necesita una agenda de mediano plazo para tratar de subsanar el problema de la violencia; de eso no hay ninguna duda.
“Lamentablemente una reforma fiscal más completa se va a lograr hasta en una próxima gestión de Gobierno”.
“Al exigir una tributación mayor también hay que cuidar por una transparencia más acentuada”.