En los primeros meses del año lo más notorio ha sido un descenso en el ingreso de divisas por exportaciones; a nivel macro, el país sigue estable pero el crecimiento será menor al de 2011.
HERNÁN GUERRA | INDUSTRIA Y NEGOCIOS
La economía guatemalteca ha continuado relativamente saludable en el primer semestre del año. En el balance y las perspectivas para los próximos seis meses no anticipa sorpresas. Los principales indicadores se mantienen en los márgenes que las autoridades pronosticaron: la inflación controlada, el tipo de se comporta sin mayores sobresaltos, el crédito bancario al sector privado ha crecido a un ritmo más dinámico de lo previsto y las remesas familiares tampoco se han desplomado y continúan con ritmo ascendente.
No obstante, el comercio exterior (exportaciones e importaciones) sí han perdido dinamismo aunque, en el caso de las exportaciones, la merma se debe más bien a la baja de precios que a volúmenes de ventas, al menos esa es la teoría de las autoridades monetarias y de empresarios.
En fin, con ese escenario, el presidente del Banco de Guatemala, Edgar Barquín, dice estar satisfecho pues por ahora no hay de qué preocuparse; el crecimiento económico del país, aunque moderado, alcanzará los niveles previstos, a pesar de la crisis en la Eurozona.
Banguat: Desaceleración no es dramática
El presidente del banco central, Edgar Barquín, está optimista y cree que la crisis europea no castigará demasiado al país.
¿Qué balance hace del comportamiento económico del primer semestre? ¿Hay sorpresas?
La actividad económica se sigue desenvolviendo como se esperaba. Indicadores como el IMAE (Índice Mensual de la Actividad Económica) se ha ubicado en un 3.4 por ciento, y es lo que teníamos previsto. Tenemos una inflación interanual de 3.9 por ciento y acumulada de 1.3 por ciento al 31 de mayo. Asimismo, el país cuenta con reservas monetarias internacionales por US$6 mil 800 millones y estabilidad cambiaria.
¿Pero el comercio exterior se ha desacelerado?
Las importaciones han aumentado; desaceleradas, cierto, pero muestran un incremento interanual del siete por ciento. A su vez, el ingreso de divisas por exportaciones también ha crecido aunque menos que el año anterior. Sin embargo, en volumen, las exportaciones se han incrementado. También, las remesas familiares aumentan y a finales de año registrarán un incremento del 5.7 por ciento. Por el lado de las finanzas del Estado, la recaudación tributaria registra un aumento del 5.6 por ciento mientras que el sistema bancario ha obtenido las utilidades esperadas; cuenta con suficiente solvencia y liquidez. Las tasas de interés para préstamos empresariales al sector privado han bajado a un ocho por ciento en moneda nacional y, en dólares, al seis por ciento. Otro excelente indicador lo tenemos en el crédito bancario, que ha aumentado a un ritmo interanual del 15.2 por ciento, más de lo previsto.
Según estos resultados del primer semestre, ¿el Producto Interno Bruto (PIB) cerrará con un crecimiento como se estimó o puede ser más alto?
Estos indicadores nos dicen que la actividad económica se desenvuelve como lo esperábamos y el PIB crecerá entre un 2.9 y un 3.3 por ciento; esa es la proyección del banco central. Algunos organismos internacionales, sin embargo, pronostican para Guatemala un crecimiento más alto, como la Cepal. El Fondo Monetario Internacional nos da un 3.1 por ciento y el Banco Mundial 3.2. Pero todos coinciden en la proyección del Banco de Guatemala.
¿Estos resultados del primer semestre y las proyecciones para fin de año son, a pesar de la crisis en Europa y la incertidumbre en torno a la economía de Estados Unidos?
Vemos una desaceleración por estos factores pero no es dramática. Incluso, podemos decir que la actividad económica es positiva a pesar de la crisis; el próximo año creemos que las condiciones serán mejores.
¿Esa desaceleración del comercio exterior es básicamente por la crisis de la Eurozona o hay otras razones?
Se debe, principalmente, a que el comercio a nivel mundial se desaceleró. Debemos tomar en cuenta que también ha repercutido la baja de los precios de los “commodities”, como el café. Sin embargo, la economía ha absorbido esos cambios. En resumen, la situación macroeconómica de Guatemala sigue siendo muy estable, incluyendo la parte fiscal. Por ahora, seguiremos evaluando el transcurrir de la crisis en Europa. A nivel interno, vemos con satisfacción la Agenda Nacional de Competitividad, la cual puede contribuir a atraer más inversiones en el corto plazo. En 2012 esperamos cerrar con un aproximado de US$1,050 millones en Inversión Extranjera Directa, contra US$980 millones registrados en 2011.
Tulio García, Junta Monetaria.
“El país tendrá un crecimiento modesto”
El empresario y representante de las Cámaras empresariales en la Junta Monetaria, Tulio García, coincide con el vicepresidente de CIG, al reconocer que en el primer semestre y en lo que resta del año, el país apenas alcanzará un crecimiento modesto quizá ligeramente arriba del tres por ciento. La principal razón es que el ingreso de divisas por exportaciones ha disminuido en comparación con el año pasado, aunque no por volúmenes sino por precios más bajos de los principales productos de exportación como el café, azúcar, cardamomo y caucho. Además, la industria de la maquila de ropa, que traía dinamismo en años anteriores, también ha bajado sus niveles de exportaciones, sostiene García.
No obstante, algunos sectores, como la construcción, la industria de bebidas no alcohólicas y alimentos, empiezan a recuperarse pero no alcanza para lograr niveles de crecimiento de al menos un cuatro por ciento, como el Gobierno había pronosticado.
A nivel interno, agrega que “el clima de negocios, aunque ha mejorado, se necesita más seguridad y reglas claras; todo esto aún no se consolida pero no quiere decir que estemos mal”.
El país también se ve afectado por la conflictividad social con tanta oposición a proyectos petroleros, de minería y de energía hidráulica, lo cual hace que los inversionistas piensen dos veces antes de traer sus capitales, “lo cual nos pone en un clima de negocios malo”, precisa García. “La parte positiva es el buen ambiente entre el Gobierno y sector privado; eso lo perciben las calificadoras de riesgo e inversionistas”, además de un dinámico crecimiento del crédito bancario al sector privado, que ha subido hasta un 15 por ciento en los últimos 12 meses.
“No vamos a poder aspirar a nada extraordinario”
Fernando López, empresario presidente de la Gremial de Fabricantes de Plástico y vicepresidente de Cámara de Industria de Guatemala (CIG), considera que el primer semestre del año no ha sido malo, a pesar del entorno internacional. Sin embargo, explica que en el sector empresarial se percibe más optimismo a futuro, con el cambio de Gobierno. “Desafortunadamente las condiciones internacionales no son las ideales”, precisa. En ese sentido, añade que “estamos ante una grave crisis en Europa, una economía de Estados Unidos que no termina de despegar; China con menores niveles de crecimiento y, en general, con efectos en algunos productos guatemaltecos”.
El vicepresidente de CIG agrega que, además, los precios de los productos tradicionales de exportación de Guatemala también han bajado. Aunque siguen siendo buenos, ya no son los mismos que se registraban el año pasado. “Eso tendrá sus efectos sobre los ingresos del país, y por eso se vuelve más importante que el sector industrial, el sector de manufacturas, trabajen con fuerza para sostener un poco mejor el crecimiento económico”, explica el empresario. En suma, según López, con esas condiciones “no vamos a poder aspirar a nada extraordinario”, dadas las urgentes necesidades del país de lograr crecimientos económicos sostenibles y arriba del seis por ciento anual. “Será difícil lograrlo; seguramente estaremos ligeramente abajo del tres por ciento”, sostiene.
Aún así, López cree que con los esfuerzos que hacen el Gobierno y el sector privado con la Agenda Nacional de Competitividad, las condiciones pueden mejorar en 2013. También, el país requiere otros ingredientes internos para crear mejores condiciones para atraer inversiones y generar más empleo, como estabilidad y certeza jurídica, además de infraestructura, bajar los precios de la energía eléctrica, la educación y la salud, principalmente.