CIG organizó el foro “Recuperar la confianza, el gran reto de los guatemaltecos”, evento al que asistieron empresarios y representantes de la sociedad civil, quienes conocieron la experiencia de Colombia, compartida por el ex canciller de ese país, Jaime Bermúdez.
HERNÁN GUERRA | INDUSTRIA Y NEGOCIOS
Cámara de Industria de Guatemala (CIG) organizó el foro “Recuperar la confianza, el gran reto de los guatemaltecos, la experiencia de Colombia”, con la participación del ex canciller de ese país, Jaime Bermúdez y del Presidente de Guatemala, Otto Pérez Molina. Más de 250 empresarios y representantes de la sociedad civil participaron en este cónclave, desarrollado como parte del proyecto “CIG Propone”, que incluye una serie de conversatorios mediante los cuales la institución hace propuestas en torno a problemas puntuales que afectan al país. El evento se llevó a cabo el pasado 17 de febrero.
Bermúdez describió la experiencia que tuvo su país durante la gestión del Presidente Álvaro Uribe (2002-2010), gracias a un liderazgo definido y al apoyo recibido de los distintos sectores de la sociedad colombiana. Explicó que la confianza se gana con liderazgo, transparencia y con articulación de las políticas entre sector público y sector privado. “Solo en la medida en que un país se transforma en su política interna, es capaz de mostrar mejor imagen en el exterior; pero tiene que haber sustancia, la comunicación es eficaz en la medida en que transmite un valor cierto y real, no una quimera”, añadió.
El Presidente guatemalteco dijo compartir las preocupaciones. Ofreció transparencia y liderar los retos que el país enfrenta en seguridad, salud, educación, infraestructura y crecimiento económico. “La confianza es la seguridad y esperanza firme que alguien tiene en otra persona o grupo de personas en que las cosas se pueden hacer bien”, sostuvo el mandatario.
“La confianza es la seguridad y esperanza firme que alguien tiene en otra persona o grupo de personas en que las cosas se pueden hacer bien”.
Presidente de CIG:“Vamos por buen camino”
El presidente de CIG, Andrés Castillo, reiteró que por el momento y a poco más de un mes de asumir el mando, el Presidente de la República tiene el voto de confianza del sector industrial. “Hemos visto acciones concretas en seguridad, gobernabilidad y el tema del contrabando”, expuso Castillo. También destacó la presentación de la Agenda Nacional de Competitividad, por considerar que ésta es un eje fundamental para Guatemala. “Vemos que las acciones van bien encaminadas pues sólo llevan un mes en el Gobierno (autoridades) y ahora sólo estamos esperando que se complemente la reforma fiscal con otras herramientas para mejorar la eficiencia, transparencia y la calidad del gasto público”, indicó el presidente de CIG.
En ese sentido, consideró que la confianza se va recuperando, pero será necesario no dejar de seguir alimentando esa confianza. “El tema aquí es seguir alimentando esa confianza, que no se pierda, pero creo que vamos por buen camino y tanto el sector privado y público tenemos que unir esfuerzos para seguir construyendo una mejor Guatemala”, precisó Castillo.
En el cierre del evento, dijo que por la experiencia compartida por Jaime (Bermúdez), está convencido de que “necesitamos una visión de largo plazo y un acuerdo integral que nos permita avanzar. Hay que trabajar para alcanzar la Guatemala que todos quisiéramos ver y sentirnos orgullosos de vivir en ella”.
“Los Gobiernos deben enfocarse a resultados y reducir la retórica”
Jaime Bermúdez, canciller colombiano durante parte del segundo período de Gobierno del Presidente Álvaro Uribe, fue el orador principal durante el foro “Recuperar la confianza, el gran reto de los guatemaltecos”, organizado por CIG el pasado 17 de febrero. Bermúdez describió la experiencia de su país.
¿Cómo recuperar la confianza de la población en un Estado con instituciones débiles y Gobiernos que no han tenido la voluntad de combatir la corrupción ni transparentar el gasto público?
A veces, cuando tenemos muchos problemas, creemos que son sólo nuestros pero es bueno mantener la perspectiva. Colombia era un país que había perdido la esperanza y el rumbo; muchos creíamos que era difícil salir de las dificultades. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los países se sobreponen y que hay experiencias muy útiles. Cuando miramos a países como Japón que, después del drama de la segunda guerra mundial, hoy es un grande ante el mundo. Es un ejemplo muy llamativo; lo mismo sucede con países de Europa y de otros continentes.
Entonces, lo primero que debemos tener en cuenta es que el cambio es posible pero para ese cambio se requiere de algunas políticas. En ese sentido, hay que tener un liderazgo político claro y definido, que sirva de catalizador de ese proceso de transformación. También tiene que haber coordinación, un apoyo claro y definido de los distintos sectores sociales, incluido, por supuesto, el sector privado. Y, además, hay que buscar que las políticas que se consideran fundamentales, tengan continuidad, que se conviertan en políticas de Estado, no solamente coyunturales.
¿Sin duda, eso no se puede lograr en un período de Gobierno, que dura cuatro años?
Cuatro años es nada. Es muy poco tiempo porque lograr transformar, movilizar un Estado, recursos, lograr que las políticas funcionen, que los cambios lleguen a la gente y que la gente los perciba, toma tiempo. Y, además, hay dificultades, problemas estructurales como desempleo y seguridad, hasta dificultades operativas como la democracia o legislativas en los procesos de discusión de proyectos en el Congreso de la República. Eso toma tiempo. También, uno aprende a gobernar, gobernando. Nadie llega al poder aprendido, casi siempre son personas, líderes o equipos que gobiernan por primera vez. Eso implica un aprendizaje, un acomodamiento. Cuatro años es poco. Con esto no planteo que haya un esquema de reelección, simplemente que las políticas, independientemente de quién las dirija, tienen que tener continuidad para producir los resultados esperados.
¿Pero Guatemala, en los últimos 25 años, ningún partido político ha logrado la reelección?
Cada país tiene sus características en términos de su sistema político y cómo se logran esos acuerdos sobre lo básicos. La democracia cada vez tiene más definido unos parámetros de lo que constituye el sistema democrático, con independencia de quién lidera o quién está en el Gobierno. Por ejemplo, la seguridad ciudadana es un tema democrático, no es un tema de ideología; garantizar la seguridad a los ciudadanos es una condición “sine qua non” para la existencia de la democracia. Cada vez, los ciudadanos se preocupan menos por la ideología de los Gobiernos, lo que más les importa es que les mejoren la condición de vida. Y eso pasa por vivir en paz, caminar por las calles, tener un empleo, acceso a salud, educación, etcétera. Todo esto no tiene connotaciones ideológicas. Lo importante, de nuevo es, que la democracia funcione a plenitud, con independencia de los Gobiernos de turno.
¿Qué políticas implementadas en Colombia durante la gestión del Presidente Álvaro Uribe (2002-2010), de las cuales usted fue actor importante, se pueden replicar en Guatemala?
Son países muy distintos. Compartimos y hemos compartido situaciones similares, pero de naturaleza distinta, por tamaño, por tradición, cultura y por composición social, etcétera. Yo no diría que podríamos comparar los países de esa naturaleza. Pero hay situaciones, de alguna forma, similares que nosotros (colombianos) vivimos y hemos vivido. Es muy importante un liderazgo político bien definido y claro, que sepa a dónde quiere orientar al país y que sepa jalonar esos procesos de transformación y de persuasión.
En ese sentido y para empezar, ¿qué necesita un Gobierno, como el que Guatemala recién estrena?
Se necesita, por ejemplo, mostrar resultados rápidos o lo que se llama “victorias tempranas”, mostrar hechos que le ilustren a los ciudadanos que el cambio es posible en temas concretos y puntuales. Se necesita, además, un constante trabajo articulado con el sector privado, no para que haya consensos, necesariamente, porque eso es difícil y porque los Gobiernos son elegidos para gobernar, no para generar consensos. Son elegidos para tomar las decisiones en momentos en que no hay consensos. Y, en ese sentido, de todos modos es fundamental que haya articulación permanente y constante entre sector público y sector privado. Además, se requiere mucha perseverancia; la gestión de los Gobiernos debe enfocarse a resultados concretos y reducir la retórica a la mínima expresión.
¿Pero la población quiere resultados rápidos de problemas más complicados, como violencia y corrupción?
Por supuesto, calidad de vida, servicios públicos, transporte, infraestructura, en fin, siempre son retos que hay que atender para ver cómo se mejora la calidad de vida de los ciudadanos. Ese es el objetivo de un Gobierno.
¿Y se pueden obtener resultados en temas puntuales sin perder de vista el largo plazo?
Yo diría que es al revés. A partir de una visión de largo plazo hay que empezar a generar los procesos que en el día a día van a ayudar a consolidar y a hacer realidad esa visión de largo plazo.
¿Cuál debería de ser el aporte del sector privado en ese proceso?
Hay muchas formas. Primero, tiene que mantener una actitud crítica y propositiva hacia lo que el país necesita. Tomar la iniciativa, buscar o proponer soluciones. Segundo, mantener una interlocución permanente para poder dar su opinión o criterio en torno a las políticas que el país debe abordar. En ocasiones, además, se tiene que asumir responsabilidades que pasan por aportes económicos. En el caso de Colombia, en varias ocasiones el Gobierno decretó un impuesto para la seguridad que pagarían sólo aquellos que tuvieran patrimonios a un valor determinado. El objetivo era no quitarle presupuesto nacional a la salud o educación para trasladarlo a la seguridad, sino buscar que los patrimonios más grandes podían ayudar a financiarla. Esa es una manera. La otra manera es ayudar a consolidar el desarrollo e implementación de las políticas. Por ejemplo, el papel que puede jugar el sector financiero en el otorgamiento de microcréditos es muy importante, o en la promoción de microempresas. Incluso favorecer condiciones para la generación de empleo o dar trabajo a personas con dificultades. Estos son elementos muy importantes. Asimismo, que haya empresas con responsabilidad social, comprometidas a pagar sus impuestos, a formalizar a sus empleados, a generar progreso en zonas más complejas. Todo eso ayuda al bienestar.
Quién es Jaime Bermúdez
Es un abogado y político colombiano, egresado del Gimnasio de los Cerros de Bogotá, y de la Universidad de los Andes. También cuenta con un doctorado en Ciencias Políticas con énfasis en Opinión Pública de la Universidad de Oxford. Fue periodista de la Revista Estrategia y Economía y corresponsal para la Revista Diners en Inglaterra.
Trabajó estrechamente como asesor en temas de comunicación en el primer período de Gobierno del Presidente de Colombia, Álvaro Uribe, aunque su carrera política se remonta mucho antes. Asimismo, fue embajador de Colombia en Argentina entre 2006 y 2008, siempre durante la gestión de Uribe, además de haber sido canciller.